El aeropuerto de El Prat (Barcelona) vivió ayer un conflicto laboral protagonizado por los empleados de la empresa Eulen, que lleva el control de seguridad del filtro previo a la embarque en la terminal de salidas, una enorme puerta con 10 canales dotados de arcos detectores de metales y escáneres de equipaje de mano. El colapso se dio donde los pasajeros se encuentran justo después de despedirse de sus acompañantes y donde solo se puede acceder con la tarjeta de embarque. Por primera vez en la historia de la joven terminal las colas atravesaron todo el vestíbulo y llegaron hasta el límite exterior y los laterales del edificio.

La situación fue especialmente caótica entre las 8 y las 11 de la mañana, con esperas de más de dos horas en un trámite que suele hacerse en 20 minutos. La desesperación pudo con muchos viajeros, como uno de Vueling que vio como perdía su vuelo a Fráncfort, donde quería acceder a una conexión internacional. Familias con niños que empezaban sus vacaciones se mezclaban con profesionales, estos más resignados, o grupos de jóvenes que volvían a sus casas.

«Por este filtro pasan entre 3.000 y 4.000 personas cada hora en un día de vacaciones como hoy y este mediodía se han llegado a juntar unas 20.000 personas en solo cuatro horas», explicaba un empleado de Eulen que pidió no identificarse. El empleado de Eulen descartó que lo de ayer fuera una huelga encubierta para calentar el conflicto de la semana que viene. Los incidentes se producen apenas unos días después de que el comité de huelga de la empresa Eulen anunciara la convocatoria de paros parciales de forma indefinida todos los viernes, domingos y lunes, a partir del próximo 4 de agosto. Los paros serán de una hora de duración para evitar el caos en el aeropuerto barcelonés, y tendrán lugar de 05.30 a 06.30 horas, de 10.30 a 11.30 horas, de 16.30 a 17.30 horas y de 18.30 a 19.30 horas.

Los trabajadores reclaman más personal pues asegurar trabajar «al 200%».