David se fue una noche de fiesta con sus amigos para celebrar la llegada de la Navidad. Era el pasado mes de diciembre, y en mitad de la juerga aceptó el reto de un amigo, que le propuso comerse un gecko, un pequeño lagarto.

Su entorno no recuerda si lo hizo, pero la realidad es que al día siguiente comenzó a sentirse mal. Tras diez días, fallecía en el hospital.

Con 34 años y tres hijos, David Dowell protagonizó una historia de terror para su familia, que sigue luchando para esclarecer los hechos y conocer la responsabilidad de los médicos.

Hannah, su hermana, narra cómo llamaron a una ambulancia al ver que se ponía verde y que no paraba de vomitar. Tras la visita de los médicos, aseguraron que tenía un problema gástrico y que probablemente se debía a la ingesta de alcohol durante la fiesta.

Los síntomas fueron aumentando: orina negra, líquido en los pulmones, fiebre, diarrea... incluso sus testículos se hincharon. Solo al final, tras diez días, llegó el diagnóstico: salmonelosis. Cuando los médicos quisieron intervenir era demasiado tarde: David falleció en el quirófano.