La entrañable gorila Koko saltó a la fama por su increíble capacidad comunicativa. El animal, nacido en cautividad en el zoo de San Francisco, fue adiestrado por la doctora Francine Patterson para poderse comunicar con sus cuidadores a través del lenguaje de signos. En su edad adulta, Koko era capaz de expresar hasta 1000 conceptos a través de este medio y además, según explicaron sus cuidadores, podía comprender unas 2000 palabras del inglés hablado.

Las imágenes de la gorila hablando con sus cuidadores rápidamente conquistaron el mundo. Todo apunta a que Koko expresaba sus pensamientos, entendía lo que querían decirle sus interlocutores y respondía en base a lo que le habían planteado. Es decir, parece que el simio podía "mantener una conversación".

¿Pero era Koko un caso excepcional? ¿Pueden los demás animales comunicarse como ellas? ¿Existen las conversaciones animales? La respuesta es sí en todos los casos. De ahí el estudio del lenguaje animal, centrado en entender cómo funcionan los diálogos en el mundo salvaje.

EL MUNDO DE LAS CONVERSACIONES ANIMALES

Un reciente estudio liderado por el departamento de Primatología del Max Plank Institute (Leipzig) se ha propuesto estudiar el "lenguaje animal" desde una nueva perspectiva. Como en toda conversación que se precie, los estudios sobre los mecanismos de comunicación de otras especies deberían centrarse en el sistema de turnos (traducido en inglés como turn-taking).

Hasta ahora eran muchos los que consideraban que este mecanismo de conversación era el que marcaba la diferencia entre los humanos y los demás animales. Sin embargo, según argumentan los autores de este nuevo estudio, el sistema de turnos en animales sigue siendo un gran desconocido. La falta de datos, el uso de diferentes términos, los diseños metodológicos y los ámbitos de estudio se destacan como algunos de los condicionantes por los que, a día de hoy, aún no hemos ahondado del todo en las dinámicas del lenguaje animal.

Para poder entender las conversaciones más animales, los investigadores proponen estudiar la comunicación de las especies a partir de cuatro variables: la flexibilidad de los turnos, quién toma la palabra, cuándo ocurren las respuestas y qué debería hacer el interlocutor en su próximo turno. Una nueva perspectiva que, según apunta el estudio, "arrojará luz sobre uno de los problemas más difíciles de la ciencia al probar si la toma de turnos tuvo profundos efectos sobre la cultura y la cooperación humanas y si sentó las bases para la evolución del lenguaje".

ALGUNOS DATOS SOBRE LENGUAJE ANIMAL

Este estudio recoge alguna de las interacciones estudiadas sobre cómo se comunican los animales. Unas pistas que nos permiten adentrarnos en el emocionante mundo de las conversaciones animales. Aquí algunos ejemplos.

En el mundo de las aves, se conocen más de 360 especies que conversan en duos vocales. Los cuervos (Corvus corax) se comunican en base a llamadas, las alondras (Alauda gulgula) con canciones y los ruiseñores (Luscinia megarhynchos) con una especie de duetos musicales. Las lechuzas (Tyto alba) y los estorninos europeos (Sturnus vulgaris)​ "hablan" de manera educada, respetando los turnos y no solapando sus cantos. En el lado contrario, los carboneros de capa negra (Poecile atricapillus) no encuentran ningún inconveniente en cantar por encima de sus interlocutores.

En cuanto a los mamíferos, son muchos los estudios en los que se ha analizado el habla de estos animales, sobretodo en relación a su cercanía con los humanos. Gracias a ellos sabemos que, en lo que a primates no humanos se refiere, indris (Indri indri), bonobos (Pan paniscus), chimpancés (Pan troglodytes) y monos tití (Callithrix jacchus) mantienen elaboradas conversaciones en pares. En el mundo marino, delfines (Tursiops truncatus), belugas (Delphinapterus leucas), orcas (Orcinus orca) y cachalotes (Physeter macrocephalus) también son capaces de establecer este tipo de comunicaciones.

Entre ranas existen diferentes maneras de entablar una conversación. Las hembras de rana verde (Rana clamitans) llaman a los machos a intervalos de entre 2 y 10 segundos, las ranas arborícolas de Sri Lanka (Polypedates cruciger) gritan a sus rivales y los sapos americanos (Bufo americanus) se solapan al hablar.

En el caso de los insectos, las conversaciones se complican. La comunicación entre estos invertebrados funcionan a partir de mecanismos muy diversos, como es el caso de la vibración, percusión, estridulación, producción de clics, expulsión de aire y hasta bioluminescencia.