Los ocho menores que presuntamente participaron en el acoso que llevó al suicidio a Jokin C. L. el pasado 21 de septiembre en Hondarribia (Guipúzcoa) lamentaron la muerte de su compañero, aunque aseguraron que todo el instituto, incluso otras pandillas del pueblo, participaban en esas vejaciones. Las familias de los imputados explicaron que los menores negaron ante la Ertzainza haberle propinado palizas a Jokin, aunque reconocieron que ellos y otros muchos le propinaban habitualmente "cachetes" y "collejas", pero nunca golpes con el puño ni patadas.

Estos alumnos del instituto Talaia de Hondarribia, de edades comprendidas entre los 14 y los 15 años, quitaron importancia a sus actos al considerar que se limitaban a "pequeñas faltas" y "actos de burla" como "los que ha habido siempre".

Fuentes del entorno de estos ocho menores, miembros de la pandilla que al parecer con mayor virulencia acosó y humilló a Jokin C., remarcaron que se desconoce si el suicidio del estudiante estuvo motivado por estos hechos o por otros motivos. Los ocho alumnos defendieron a la profesora que obligó a Jokin a recoger el papel higiénico que le habían lanzado sus compañeros para burlarse de una diarrea que sufrió.

Los menores declararon acompañados de sus padres y asistidos por el letrado donostiarra Patxi Rezola. Los ocho fueron informados de los derechos que les asistían así como de la imputación que recae sobre ellos, una falta de lesiones. A pesar de que la autopsia del cadáver reveló que el cuerpo de Jokin presentaba hematomas anteriores al fallecimiento, estos menores aseguraron que no fue víctima de puñetazos ni golpes que pudieran causar lesiones o marcas.

Los ocho menores siguen en sus domicilios pese a expirar la semana de expulsión impuesta. Sus familias no se han pronunciado sobre la posibilidad de que reciban clase separados del resto de alumnos.

Como consecuencia de la polémica, los sindicatos de profesores exigieron al Gobierno vasco que tome medidas ante el creciente problema del acoso a menores, que según aseguraron afecta al 6% de los estudiantes. STEE-EILAS abogó ayer porque se luche contra este fenómeno mediante la formación de padres y profesores y tratamiento especial.