Los tres acusados, entre ellas un jugador de fútbol, de pertenecer a una red de tráfico de inmigrantes en Ceuta han sido condenados al reconocer los hechos, aunque no deberán ingresar en prisión al haber alcanzado un acuerdo y no tener antecedentes.

Según han informado a Efe fuentes judiciales, tanto el jugador como sus dos colaboradores han asumido una pena de 7 meses y 15 días de cárcel -que finalmente se ha reducido a seis meses- por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y otra pena de seis meses -rebajada a cuatro- y 120 euros de multa por falsedad documental.

El jugador, Ismael A.L., de 23 años, y sus dos colaboradores, T.M.B., de 34 años, y la mujer N.H., de 32 años, no ingresarán en prisión después de declararse todos culpables y no ser la condena superior a los dos años.

La Fiscalía rebajó en un tercio las penas inicialmente solicitadas para los tres integrantes de esta organización.

Mientras tanto, el inmigrante marroquí, M.A., de 19 años, también reconoció los hechos y ha sido condenado a cuatro meses de cárcel y una multa de 120 euros por falsedad documental, siendo anoche mismo repatriado a Marruecos.

El jugador fue detenido como consecuencia de una investigación policial a cargo de la Unidad de Redes contra la Inmigración (UCRIF) que comenzó el pasado mes de enero sobre una posible organización dedicada al tráfico de inmigrantes desde Ceuta a la península y que se ha saldado con el arresto de tres personas y del inmigrante sorprendido.

Ismael A.L. fue detenido el pasado domingo por la tarde tras desembarcar en Ceuta después de haber viajado a Huelva junto al resto del equipo, ya que tenían que disputar el último partido de liga frente al Recreativo de Huelva B.

Los hechos por los que se le detuvo ocurrieron en torno a las seis de la mañana cuando la AD Ceuta viajaba en el primer barco hacia Algeciras (Cádiz) para disputar un partido y un miembro del cuerpo técnico se daba cuenta de que había alguien extraño entre los jugadores.

Se trataba de un inmigrante marroquí que vestía el chándal del equipo.

El inmigrante testificó que el jugador le había ayudado a embarcar intentando que pasara desapercibido con el resto del equipo.