Un año y nueve meses después de que el Congreso admitiera a trámite la proposición de ley, impulsada por Ciudadanos, destinada a homogeneizar y regular los cuidados paliativos en España, la llamada ley de muerte digna, está cerca de ver la luz. La comisión de Sanidad aprobó este martes el texto acordado en ponencia (con las abtenciones del PNV y ERC por motivos competenciales) y que reconoce derechos y garantías en el proceso final de la vida, como rechazar tratamientos encarnizados y que alargan artificialmente la vida, expresar los últimos deseos en un testamento vital y la posibilidad de morir en la intimidad personal y familiar. El borrador pasará ahora al pleno y de ahí al Senado.

Aunque la norma cuenta con un apoyo mayoritario, han sido necesarias decenas de reuniones de la ponencia para incorporar o no al texto las más de 160 enmiendas presentadas. De hecho, a la comisión de Sanidad han llegado vivos algunos escollos, como el que hace referencia a las sanciones. Cs quiere que la norma incorpore multas y otros castigos para darle poder "coercitivo", si bien el PSOE ha defendido desde el principio que no era necesario, y se ha llevado el gato al agua. Este martes presentó una enmienda que remite al régimen sancionador de las 10 leyes autonómicas vigentes sobre esta materia y a la ley general de sanidad, que salió aprobada, con el apoyo de Podemos y los partidos nacionalistas y el voto en contra de PP y Cs.

La actitud del PSOE provocó un gran enfado en Ciudadanos, que acusó a los socialistas de cambiar de padecer en el último momento y facilitar que no haya sanciones estatales como moneda de cambio a ERC, el PDECat y el PNV para "mantenerse en el Gobierno". El partido naranja avisó de que esta situación quizá les haga replantearse su apoyo a la ley de eutanasia, que promueven los socialistas, está en fase de enmiendas y que hasta ahora solo ha contado con la oposición frontal del PP.

La diferencia fundamental entre una y otra es que la ley de muerte digna está dirigida a personas en su etapa final de la vida, a los que se intenta acortar la agonía, mientras la eutanasia podría solicitarla cualquier enfermo con un sufrimiento "insoportable", que no se valga por sí mismo, pero sin que sea necesario que padezca una dolencia terminal.

Si en la primera, con todos los grupos a favor excepto los nacionalistas por cuestiones competenciales, ha sido necesarios casi dos años de debates, la segunda puede que que no vea la luz antes de que se convoquen las elecciones, sobre todo si Ciudadanos y los populares bloquean la tramitación.