En la costa de Alaska, donde la pesadilla del buque Exxon Valdez se recuerda perfectamente 15 años después del desastre, un nuevo vertido extiende el miedo y el peligro. Desde que el pasado miércoles embarrancó y se partió en dos el Selendang Ayu, un mercante de 220 metros cargado con soja pero también con 2.000 toneladas de combustible, las labores de rescate y de valoración de los daños han estado marcadas por las dificultades. Aunque la cantidad de fuel que amenaza la fauna y las aguas del mar de Bering es mucho menor que la que contenía el Exxon Valdez, que derramó 40.000 toneladas de crudo, todavía es imposible determinar su alcance.

"Básicamente va a ser casi imposible llevar biólogos para calibrar el impacto del vertido", declaró el domingo a The New York Times el capitán Kevin Bell, que trabaja para el Refugio Marítimo Nacional de Vida Salvaje de Alaska, y que definió la situación como un desastre en todos los aspectos. El mar de Bering es en esta época del año una pesadilla, con olas de hasta 10 metros y vientos que no han bajado de los 40 kilómetros por hora y han llegado a rozar los 100 kilómetros por hora. Según Bell, "no hay palabras para describir lo peligroso que es".

RESCATE MORTAL El peligro se constató el pasado domingo, cuando parecieron mejorar las condiciones metereológicas y un helicóptero acometió un rescate en el que recogió a siete tripulantes del barco. Sin embargo, la aeronave se estrelló justo después y murieron seis de los tripulantes y todo el equipo de rescate, menos una persona.

Otros 20 tripulantes habían sido rescatados antes y están siendo entrevistados por las autoridades en la investigación del accidente del barco, que inicialmente se atribuye a las condiciones meteorológicas.

Ayer por la tarde, otro helicóptero de salvamento llegó hasta el mercante y comprobó que está partido en dos y que los fondos de las dos partes están a punto de hundirse. La llegada de ese equipo de rescate, que comprobó que tanto la carga de soja como dos tipos de combustible del mercante se están vertiendo en el mar, se considera un éxito, aunque las autoridades admiten que harán falta días para desarrollar un plan de limpieza.

La mayor preocupación para los gestores de la reserva ecológica de la zona, que ocupa unos 20.000 kilómetros cuadrados de las islas Aleutianas, son principalmente aves migratorias y estables, pero también otras especies protegidas y en peligro de extinción, como por ejemplo leones marinos y nutrias.