La llegada del frío ha impedido la propagación del brote de fiebre ovina catarral, más conocida como lengua azul, en la comunidad andaluza. El ejecutivo regional da por "controlada" la enfermedad, que se contagia a través de la picadura de un mosquito propio del clima cálido.

Este anuncio se suma a la intención del Ministerio de Sanidad de reducir a Andalucía y Extremadura las zonas de seguridad --donde en un principio se incluían Castilla-La Mancha, Valencia y Murcia-- para evitar mayores daños a las industrias ganaderas y cárnicas. Más de 15 millones de animales permanecían inmovilizados y controlados.

El primer brote se detectó el 11 de octubre en una finca del Campo de Gibraltar (Cádiz). Rápidamente se impidió la importación de reses de Andalucía. Sin embargo, a los pocos días se constató la presencia de animales enfermos en Málaga, Badajoz y Murcia.