El cáncer es uno de los mayores desafíos sanitarios del mundo. Es la segunda causa de muerte a nivel global y en España cada año se diagnostican 275.000 nuevos casos y se calcula que padecen la enfermedad 1,5 millones de personas. Si bien, hasta ahora no se había cuantificado el coste económico y social de esta enfermedad en España, al menos incluyendo todas las variables, una laguna que la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) ha intentado paliar, con motivo de la celebración el 4 de febrero del día mundial.

Y el resultado de la investigación -llevada a cabo por la consultora Oliver Wyman- es tan preocupante como la elevada incidencia: el cáncer tienen un coste de, al menos, 19.300 millones de euros, lo que supone un 1,6% del PIB español y prácticamente el presupuesto de la Comunidad de Madrid, la tercera con más presupuesto. Y de esa cifra, el 55% del gasto lo asume el sistema sanitario y resto -el 45%- las familias, aunque los porcentajes difieren según avanza la enfermedad. Así, se estima que de los 19.300 millones, 7.300 se invierten el primer año en el que se diagnostica y el 55% lo asume las administraciones, mientras que a partir del segundo año se gasta alrededor de 12.000 millones y el 68% es sufragado por los pacientes.

La pérdida de productividad

Para realizar los cálculos se han incluido los costes directos médicos, derivados del tratamiento, los fármacos, etc., que suponen el 48% del cómputo global; los costes directos no médicos, como el transporte, la comida, el alojamiento, a los que se atribuye el 12%; y los costes indirectos que supone la pérdida de ingresos por parte del paciente y su familia debido a que en algunos casos se ven obligados a dejar sus trabajos o a pedir excedencias o reducciones de jornada, que representan el 40%. Y es que la incidencia en la población en edad laboral del cáncer alcanza el 40% y por ello este colectivo asume el 62% de los costes.

Los cánceres más costosos son, evidentemente, los de mayor presencia: el colorrectal (2.500 millones), el de mama (2.200 millones), el de próstata (1.000 millones) y el de pulmón (2.100 millones). Si bien son más baratos en los estadios iniciales que cuando causan metástasis. Así, el cáncer metastásico de mama cuesta casi cuatro veces más y el de colon casi tres veces más.

Medidas urgentes, la prevención

Por todo ello, según destacó Noema Paniagua en la presentación del informe, “la solución es la prevención” y la puesta en marcha de“medidas inmediatamente, aunque los resultados se noten a medio y largo plazo”. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que entre un 30% y un 50% de los casos de cáncer se podrían evitar con estilos de vida saludable y con la extensión de los programas de detección precoz o cribado. Teniendo en cuenta estas estimaciones, la investigación de la AECC calcula que se podrían ahorrar 9.000 millones, de los cuales 5.700 millones corresponderían a la eliminación del tabaquismo, 1.300 millones a la reducción del consumo de alcohol y 770 millones a la eliminación de la obesidad.

Teniendo en cuenta que el cambio de hábitos es difícil, Paniagua hizo un llamamiento a las administraciones públicas para que se cumplan normativas como la ley antitabaco y a las empresas para que, además de procurar ambientes laborales saludables, hagan una labor divulgativa con sus empleados. En estos momentos existen tres programas de cribado, para los cánceres de mama, colon y cérvix. Si bien, no son usados por el 100 por 100 de la población en riesgo y en algunas autonomías los test para detectar el cáncer colorrectal no están sufragados. Según el estudio de la AECC, de implantarse de manera universal se lograría un ahorro de 1.000 millones.

El cribado en el cáncer de pulmón

Y el próximo reto es la implantación de cribados para el cáncer de pulmón, que provoca el 20% de las muertes dado que se suele diagnosticar muy tarde. Un reciente estudio europeo ha concluido que si se realiza un escáner al año, a los dos años y a los cinco años a la población fumadora y exfumadora, se puede reducir un 23% la mortalidad. Ante ello, la doctora Mariluz Amador, de la AECC, pidió que el Ministerio de Sanidad, junto con las autonomías, comiencen a estudiar la manera de implantar en España los cribados que reduzcan la letalidad actual del cáncer de pulmón.