La ley de extranjería no permite la estancia de niños y adolescentes en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), donde los inmigrantes son privados de libertad para ser deportados a sus países de origen. Según datos oficiales del Ministerio del Interior que ayer desveló el Servicio Jesuita a Migrantes, 89 niños fueron ingresados en este tipo de centros el año pasado en España. Se trata de un aumento del 46% respecto al 2017. Durante el 2018 esta entidad social visitó a 7.855 personas ingresadas en los CIE, lo que le ha llevado a constatar un trato humillante, una escasa atención médica y «mucho sufrimiento».

En total, el Servicio Jesuita a Migrantes contactó con 93 jóvenes en esa situación, la mayoría procedentes de Marruecos. «Esto es una vulneración de los derechos de la infancia, los niños deben estar en los centros de protección», lamentó el autor de la memoria anual de la entidad, Josep Buades. Además, el abogado de la fundación, José Javier Ordóñez, lamentó las «trabas legales» con las que se encuentran los niños. «Muchos consiguen la documentación, pero si no tienen foto, fiscalía y jueces la ignoran», se quejó.

No tener papeles o haber entrado a España jugándose la vida cruzando el Estrecho en patera. Este es el motivo por el cual el 85% de las personas ingresaron en los CIE. Solo el 3,4% lo hizo por haber sido condenado por un delito. Pero de todos ellos, menos de la mitad, el 45%, fueron expulsados hacia sus países de origen.