Aunque han tenido que pasar 10 años para que se cumpla la ley de memoria histórica, la localidad alicantina de Crevillent ha conseguido que estos días que se realice una retirada consensuada del monolito de José Antonio Primo de Rivera del céntrico paseo de Fontany, donde lleva casi medio siglo. Se espera que este martes finalicen las obras de traslado y que, una vez acabadas, el monolito se lleve a la sede de la Falange en la localidad pero con ciertas restricciones. No se podrá exhibir y no se podrá ver nunca desde la calle. Ese fue el pacto alcanzado entre la junta de portavoces del ayuntamiento, que gobierna actualmente el Partido Popular, y los representantes del partido de extrema derecha fundado por Primo de Rivera.

Después de que hubieran pasado ocho años desde la aprobación de la ley de memoria y que ninguno de los alcaldes de Crevillent hubiera dado el paso a iniciar la retirada del monumento, el grupo L'Esquerra, una coalición entre Esquerra Unida y ERCPV, presentó en el 2015 una moción solicitándola. Tras unos meses de reticencias, empezaron unas negociaciones en las que el alcalde, César Augusto Asencio, destacó la "actitud constructiva y dialogante "mostrada por la Falange" al igual que el grupo de L'Esquerra, del que subrayó su "muy buena predisposición en toda la negociación como proponentes de la moción". Según el regidor, como ayuntamiento han renunciado a "tener ese bien y, de alguna manera, lo ha devuelto a los propietarios políticos de ese monumento, ya que no fue una obra municipal, puesto que se hizo con una suscripción popular en el anterior régimen y auspiciado por el aparato político del momento".

"ALGO NATURAL Y NORMAL"

El alcalde destacó sobre todo el consenso con el que han conseguido llevar adelante el proceso. "Ha sido un gran mérito que hemos conseguido entre todos, a diferencia de otras poblaciones donde se ha abierto todo un debate público y crispado. En Crevillent hemos intentado evitar que esto fuera así y que la retirada fuera algo natural y normal", señaló el alcalde. Para el regidor, la otra clave del proceso ha sido la discreción en las conversaciones. "Hemos evitado que se produjera un debate público que hubiera podido generar discrepancias o confrontaciones", apuntó.

En la cercana Callosa de Segura, la retirada de la plaza del ayuntamiento de una cruz sufragada también por familias de la Falange se tuvo que aplazar por la presencia de decenas de personas que se opusieron y una plataforma local ha llevado la decisión del consistorio a los tribunales al entender que al haber retirado las placas con los nombres de los homenajeados, el monumento ya no incumple la ley.