El editor del Informe Sespas 2004, José Vicente Martí Boscá, denunció ayer que el Gobierno del PP retrasó hasta principios de año la publicación de la investigación oficial sobre el impacto de la ola de calor en el verano del 2003. El Ministerio de Sanidad, que entonces dirigía Ana Pastor, sólo consideró imputables a las altas temperaturas 144 muertes. El informe final, recogido en el Sespas, cifra en 6.500 las defunciones de más producidas en estos tres meses con respecto al verano del 2002.

"No sólo faltó una información veraz y puntual a la población, sino que se ha ralentizado la entrega del estudio. Todos sospechábamos que la cifra, en proporción, sería similar a la registrada en otros países como Francia, donde se registraron 11.435 muertes", aseguró Martí Boscá.

El estudio, que obtuvo datos de defunciones de los registros civiles, constata que la mortalidad afectó exclusivamente a mayores de 65 años y que el aumento de la mortalidad, de un 15%, también afectó a las zonas rurales. El mayor número de víctimas con respecto al 2002 se registró en agosto (3.900). En junio fallecieron 2.300 y en julio 300. En los tres meses se registró una inusual temperatura media de 30 grados.

"La falta de información sobre las causas de mortalidad en el periodo de estudio no permitió abordar su análisis", lamentan los 23 autores que firman el trabajo oficial.

MEDIDAS LENTAS Los investigadores alertan de que la mortalidad por olas de calor es un fenómeno muy estudiado desde 1960, incluso en España, y que los estudios han verificado que la situación ha sido similar en toda la UE. "Pero los diferentes criterios utilizados para estimar las muertes esperadas hacen difícil establecer una comparación entre países" advierten.

"La toma de medidas por parte de la Administración sanitaria fue muy lenta. Ni siquiera se siguieron las recomendaciones de información a la población establecidas en protocolos sanitarios internacionales para minimizar los efectos del calor", criticó Martí Boscá.

Para prevenir resultados como los de la ola de calor del verano pasado, los expertos proponen la creación de un sistema de alerta y control de riesgos naturales. Este sistema debería ubicarse dentro de la red nacional de vigilancia epidemiológica y en estrecha colaboración con el Instituto Nacional de Meteorología.

También consideran los expertos que "existe capacidad para controlar la demanda médica de urgencia en los servicios comunitarios y hospitalarios". Otra propuesta es fortalecer la capacidad de respuesta de los servicios sociales y sanitarios ante alertas de este tipo.

PLAN DE CHOQUE FRANCES El Gobierno francés anunció ayer que ha elaborado un plan de choque que entrará en funcionamiento el próximo verano si vuelve a producirse una canícula como la del 2003. El jefe del Estado, Jacques Chirac, ha pedido públicamente al Ministerio de Sanidad que "extreme la vigilancia".