Es uno de los tres puentes militares más antiguos de Europa, pero pronto dejará de serlo. El Pont des Trous (Puente de los Agujeros) de Tournai (Bélgica) ya no volverá a ser como era. Las autoridades locales han iniciado el proyecto para ampliarlo y elevarlo, y así permitir el paso de cruceros y otros barcos pesados. El desmontaje, que tuvo lugar este fin de semana, cuenta ya con la repulsa de varios ministros de Bélgica.

A finales de enero, el Ayuntamiento de Tournai tomó la decisión de reemplazar su emblemático puente, que cruza el río Scheldt, para que puedan transitar vehículos de 2.000 toneladas, es decir, cruceros y naves de mercancías pesadas. Los políticos del pueblo no quieren quedarse fuera del tránsito naval que comportará la construcción de un nuevo canal que conecta su río con el Sena. Si este proyecto -que ha costado más de cuatro millones de euros- se hace realidad, permitirá unir el Benelux con el puerto francés de El Havre. Ayer, los vecinos vieron cómo se retiraban las piedras de un puente con más de 700 años de historia. Más de 20.000 personas firmaron en contra este plan, pidiendo informes a la Unesco. Otras temen por cómo afectarán las obras al turismo. Mientras, muchos tiraron de ironía y ya le llaman el puente McDonald’s. La M de la cadena de fast food es similar a la forma que tendrá este puente una vez culminen las obras.

Una de las quejas ante esta decisión salió de la ministra belga de Energía y Medio Ambiente, Marie-Christine Marghem, quien acusó al alcalde de Tournai y al consejo municipal de «no tener empatía». Además, aseguró que «las piedras que fueron retiradas no estaban numeradas». Este hecho ha sido realmente polémico dado que el responsable de las obras se comprometió a desmontar el puente quitando las piedras una a una para volverlas a colocar de modo que tenga una forma «casi idéntica». Ayer, los vecinos presenciaban el derrumbe al son de un violín.