El titular del juzgado número 4 de Granada ha ordenado el ingreso en prisión, eludible con el pago de fianza, para el sacerdote, Román Martínez, de 60 años, presunto cabecilla del grupo de Los Romanones, y ha dictado orden de libertad con cargos para los otros tres implicados en el caso de pederastia que se investiga en la diócesis andaluza. Martínez quedó anoche también en libertad tras abonar los 10.000 euros impuestos por el magistrado.

Los tres sacerdotes y un seglar detenidos el lunes en Granada acusados de abusar y agredir sexualmente a menores de edad habían pasado a primera hora de la mañana del miércoles a disposición judicial. Contra todo pronóstico, el magistrado Antonio Moreno Marín había ordenado una medida inusual y ha mantenido la incomunicación de los detenidos durante cinco días, por lo que no han podido ser asistidos por su abogado, Javier Muriel, que comparten los imputados, y declaran con un abogado de oficio.

El caso de pederastia en Granada ha dado un vuelco en las últimas horas después de que otro monaguillo se atreviera a denunciar los abusos que asegura haber sufrido cuando era monaguillo en la parroquia de San Juan María Vianney, en el barrio del Zaidín de Granada.

La denuncia la presentó el lunes por la tarde en el juzgado de guardia, y ya se ha incorporado a las diligencias que está dirigiendo el magistrado Antonio Moreno Marín. Hasta ese momento la investigación se sustentaba en la testifical de la primera víctima, que envió una dura carta al Papa contando el tormento que había sufrido en su época de monaguillo. Ahora, la investigación ya tiene a otra nueva víctima.

En cualquier caso a la policía le queda muchísimo trabajo para armar el atestado. Los investigadores tratan de recuperar el material borrado de los ordenadores incautados en el chalet de Puerto Genil, punto de encuentro de los imputados.

También se están analizando con lupa los escritos hallados en las casas de los imputados. El grupo de sacerdotes y seglares, capitaneados por el cura Román Martínez, de 60 años, defendían una manera distinta de interpretar la palabra de Dios. Según las victimas, el amor entre religiosos estaba bien visto y era bueno. "Vamos a ver si todo eso que las víctimas aseguran que defendían, también lo escribieron", explica una fuente al corriente de las pesquisas.

Pintadas en la parroquia

Por otra parte, la parroquia San Juan María Vianney de Granada, donde oficiaba misa el padre Román ha aparecido esta mañana con pintadas con acusaciones de pedofilia y pederastia, que ya han sido borradas.

Se trataba de tres grandes pintadas en rojo repartidas entre la entrada principal al centro parroquial y los laterales del edificio, ubicado en el populoso barrio del Zaidín. En dos de ellas se podía leer: "Sucios pederastas" y en una tercera "Pedófilos".