Cuatro tripulantes de un helicóptero de la Guardia Civil fallecieron ayer en San Tirso de Abres (Asturias) después de que el aparato se estrellara. Al parecer, el helicóptero chocó con unos cables de alta tensión antes de incendiarse.

Las víctimas, cuyas identidades no fueron divulgadas a la espera de que sus familias fueran localizadas primero, son el teniente y el sargento que tripulaban el aparato, destinados en Oviedo, y otros dos agentes del Servicio de Protección de a Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), que realizaban una misión de vigilancia de montes y que estaban adscritos al puesto de Vegadeo. El helicóptero siniestrado tenía base en el centro de emergencias de La Morgal, en el concejo asturiano de Llanera.

Un vecino de Solmayor, José Fernández Yanes, llamó al 112 Asturias después de presenciar el accidente en compañía de su padre. Fernández explicó que el aparato "volaba muy bajo y sufrió en el aire una gran explosión" cuando sobrevolaba el río Eo. "Escuchamos el estampido y, tras la lógica alarma, mi padre y yo vimos caer la bola de fuego azul al suelo", añadió.

INCENDIO FORESTAL El siniestro se produjo a las 18.35 horas a la altura del kilómetro 15 de la carretera Nacional 640, que quedó cortada al tráfico al caer los cables de alta tensión sobre la calzada. El suceso provocó además un incendio forestal, que dificultaba anoche el rescate de las víctimas.

Los cuatro cadáveres serán trasladados hasta el tanatorio de Jarrio, en el concejo de Coaña, y mañana se instalará la capilla ardiente en el Acuartelamiento de Rubín, en Oviedo, donde previsiblemente se celebrará el funeral el próximo viernes.

En el aparato siniestrado viaja con frecuencia un mecánico que esta vez se quedó en su base de La Morgal (Llanera) para que pudieran desplazarse los agentes del Seprona.