Ha muerto Carmina Ordóñez. Hay muertes que acechan en las esquinas de la vida desde muy pronto. Su cuerpo roto es el paisaje de una derrota. Empezarán las especulaciones, se llenaran los platos de sus muchas vidas vividas, hablarán sus amantes y los que no la amaron tanto, y el gran espectáculo de la vida convertida en mercancía hará explotar los índices de audiencia. Al final, sólo quedará el cuerpo inerte de una mujer que no supo vivir su intimidad sin venderla, y la vendió tanto que le devoró las entrañas. En alguna esquina del tiempo se rompió la muñeca, en un plató se vendió su alma y, ayer, en una bañera se quebró su cuerpo. Descanse en paz.*Periodista.