El polémico agricultor Josep Pàmies, la controvertida monja Teresa Forcades y Pep Riera, histórico exsindicalista agrario, desafiaron ayer en la localidad barcelonesa de Argentona el veto de las autoridades sanitarias para promover el MMS (clorito de sodio, un compuesto tóxico utilizado en la fabricación de papel, desinfección de aguas y ahora aconsejado por algunos gurús como alternativa terapéutica) y defender la «libertad de expresión».

Ante más de 400 personas, Josep Pàmies, activista y sindicalista, empezó su discurso recriminando que, en esta ocasión, el enemigo que les acecha está dentro de casa. Instituciones catalanas como el Departamento catalán de Sanidad y el Colegio de Médicos de Barcelona son los que, según argumenta Riera, están coartando la «libertad de expresión» de los defensores de las terapias alternativas. Josep Pàmies tomó la palabra dando las gracias a los asistentes y bromeando sobre la presencia de algún inspector de sanidad de la Generalitat, que al parecer sí se personaron y que ahora se encuentran revisando los mensajes lanzados durante el acto. «Ya nos han advertido de que si aquí se hablaba del MMS como medicamento nos iba a caer otra multa. Pues que nos pongan las que quieran. Aquí no hay dinero para pagarlas, ni las pagaremos», clamó el conocido como curandero de la lejía, quien saltó a la fama por promocionar alternativas terapéuticas sobre las cuales ha construido un imperio económico y cuya eficacia no ha sido demostrada.

Pàmies aconsejó tomar hasta 40 gotas de clorito sódico acidificado en situaciones graves, 20 para lidiar con enfermedades corrientes. El agricultor argumentó que las farmacéuticas son unas mafias, que una apuesta por las terapias alternativas acabaría con la especulación de los medicamentos y que las autoridades sanitarias no tienen ni idea de lo que están hablando. Pàmies añadió que el mejor remedio para la epilepsia no son los medicamentos convencionales sino la marihuana, una solución que «nunca ha matado a nadie» (obviando, una vez más, los límites y los efectos adversos relacionados con el consumo de esta sustancia). Tampoco le faltó tiempo para decir que el autismo es causado por «metales pesados en el cerebro» o «porque cuando la madre estaba gestando tenía una alimentación basura, con mercurio o metales pesados».

MEJOR QUE LA ASPIRINA

La monja benedictina Teresa Forcades intervino en calidad de médica, y empezó su discurso afirmando que cualquier sustancia puede considerarse como beneficiosa, peligrosa o inocua dependiendo de la dosis en la que se tome. «Incluso el agua, si nos pasamos, puede hacernos daño», argumentó. Y, dado que el clorito de sodio se administra en cantidades mínimas, su consumo es «mucho más seguro que la aspirina, el paracetamol o el gelocatil».

En el turno de preguntas los asistentes intentan despejar todas sus dudas sobre el milagroso producto. ¿Sirve el MMS para curar una enfermedad infecciosa? ¿Para hongos? ¿Virus? ¿Perros? ¿Olivos? Sí, afirman los ponentes. ¿Puede tomarlo una embarazada? Para Forcades sí, pero solo si es cuestión de vida o muerte. Para Pàmies también es un sí, como una alternativa a la excesiva medicalización. Los asistentes preguntaron dónde se compra el MMS. Pàmies preguntó quién del público había consumido alguna vez clorito de sodio. Más de la mitad de los asistentes levantan la mano. El agricultor sonrió y dijo que la mejor opción es preguntarle al de al lado dónde lo compra. También dio una lista de nombres comerciales con los encontrar el producto y un par de referencias sobre dónde comprarlo y en qué formatos.