Jorge Diego pidió a su exmujer, Vanesa, pasar el fin de semana con sus dos hijos, el bebé, de 18 meses, y el mayor, de 5 años. El matrimonio llevaba meses separado, después de múltiples episodios de malos tratos que la mujer nunca se atrevió a denunciar. El domingo, el hombre no atendió a las reiteradas llamadas telefónicas de su exmujer ni le quiso abrir la puerta de su piso en el barrio madrileño de Carabanchel. La mujer utilizó unas llaves suyas y descubrió que el pequeño había sido degollado, mientras el mayor todavía tenía clavado un cuchillo en la espalda. Los servicios de emergencia no pudieron hacer nada por el bebé. El mayor fue operado de madrugada y no se teme por su vida. Recibió cinco puñaladas. En una nota, el padre dijo que mataba a sus hijos para "evitarles" llevar la misma vida que la madre, que lo hacía "por su bien". La Policía sospecha que su idea era la de suicidarse, tras asesinar a sus hijos. Pero o bien no tuvo tiempo o se arrepintió.