Psicólogos británicos y norteamericanos estudian desde hace varios años hasta qué punto la meditación puede reprogramar la mente de quien sufre depresión profunda, o la del delincuente con conducta antisocial. John Teasdale, de la Unidad de Ciencias Cognitivas y del Cerebro de Cambridge (Reino Unido) ha combinado en personas deprimidas la meditación analítica con terapias cognitivas. Esta combinación, ha publicado, reduce en un 50% las recaídas depresivas.

En la cárcel Kings County North Rehabilitation Facility, de Seattle, Washington (Estados Unidos), se organizan cursos de meditación dirigida a observar la respiración y el instante presente. Los reclusos permanecen sentados y concentrados 11 horas al día durante dos semanas. Su resultado ha sido una reducción de reincidentes de hasta un 25%, según sus autores.