Cuatro días de viento seco de poniente habían elevado el riesgo de fuego al máximo. Al final, el temor se confirmó. El parque natural de la sierra de Calderona, uno de los parajes de mayor valor ecológico de Valencia, ardió ayer tras declarase el jueves por la noche un pavoroso incendio. Las llamas arrasaron al menos 700 hectáreas de monte y obligaron al desalojo de 6.000 personas. Según las primeras investigaciones, el fuego fue intencionado.

En las dos últimas semanas, el parque sufrió dos conatos, también intencionados. Pero pudieron ser controlados antes de que se extendieran. Esta vez, una mano incendiaria aprovechó la sequedad del terreno y la entrada de la noche, cuando los aviones cisterna no pueden trabajar, para sembrar el infierno.

Según el director general de la Consejería de Interior valenciana, Luis Ibáñez, el fuego se inició a las 21.45 horas del jueves "en cuatro focos situados de manera estratégica en forma de ocho". El subdirector técnico de los bomberos, Salvador Ballesta, añadió otra pista que corrobora la intencionalidad: "El fuego se apoyó sobre unas pistas forestales que facilitaron su propagación".

AYUDA DE LOS VECINOS Precisamente, fueron varios vecinos de Náquera los primeros en percatarse del humo que salía de la montaña. El principal peligro lo corrían los habitantes de las numerosas urbanizaciones y casas desperdigadas por la sierra. Muchos de ellos salieron dispuestos a ayudar a los bomberos, que tenían graves dificultades para acceder a los principales focos, situados en zonas escarpadas. A los pocos minutos, las llamas ya eran visibles a más de 25 kilómetros de distancia y se veían desde la ciudad de Valencia.

Hacia las tres de la mañana, el fuego parecía controlado. Pero un cambio de viento desbarató las labores de extinción. Entonces, el incendió se desbocó y, antes de amanecer, su perímetro superó los diez kilómetros. En plena noche se ordenó el desalojo de 2.500 veraneantes de las urbanizaciones. Estos optaron por regresar a sus domicilios, la mayoría en Valencia capital.

Una decena de casas ardieron y la cercanía de las llamas a la línea de alta tensión obligó a Iberdrola a cortar el suministro eléctrico a la localidad de Serra, que despertó sin luz. El fuego se extendió por los municipios de Segart y Albalat dels Tarongers, situados en la vertiente opuesta de la sierra de Calderona.

MEDIOS INSUFICIENTES Con las luces del alba aparecieron los primeros aviones y helicópteros, pero pronto se hizo evidente que eran necesarios más medios. Durante la mañana de ayer, y cuando el perímetro del fuego alcanzaba los 15 kilómetros, llegaron aviones desde Albacete, Torrejón (Madrid), Rota (Cádiz) y brigadas de Cuenca y Reus (Tarragona).

Al mediodía, en N quera, el humo hizo irrespirable el aire. Se decretó entonces el desalojo del núcleo urbano y su traslado a la vecina localidad de Bétera, que habilitó la casa de cultura y el pabellón de deportes para atender a los desplazados. Sin embargo, sólo un centenar de personas acudieron a estos recintos. La mayoría optaron por volver a su domicilio de Valencia o refugiarse en casas de amigos y familiares.

A las seis de la tarde, el presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps (PP), anunció que el fuego estaba "acotado aunque no controlado". Serra y N quera recuperaron el suministro eléctrico. Anoche, los desalojados esperaban el permiso para regresar a sus hogares.

Sin embargo, el director técnico de los bomberos, Salvador Ballesta, insistió en que los cambios de viento "podrían dar más sustos" y pidió "dosificar las fuerzas" porque pronosticó un fin de semana "difícil".