¿Pueden los coches equipados con ultramodernos sistemas electrónicos provocar algún día accidentes dignos de una película de ciencia ficción? Un inquietante suceso ocurrido el pasado domingo al conductor de un Renault Vel Satis V6 Diesel en una autopista francesa puede dar la respuesta a esta pregunta. El vehículo estuvo circulando durante cerca de una hora a casi 200 km/h sin que pudiera hacer nada para frenarlo. Sólo alertar a la gendarmería a través del teléfono móvil.

La llamada la recibió un policía hacia las nueve de la noche. Un hombre de unos 30 años, que parecía "muy sensato", comunicó que circulaba a toda velocidad por la autopista A-71, entre Clermont-Ferrand y Vierzon. Un fallo mecánico le impedía detenerse. No podía ni quitar la marcha, ni cerrar el contacto, ni frenar. La caja de cambios era automática y contaba con un regulador de velocidad, mientras que el contacto funcionaba a través de una tarjeta electrónica. Los frenos, al parecer, se habían acabado quemando tras los sucesivos intentos de accionarlos.

Tras una cuesta

La avería se produjo, además, cuando el regulador de velocidad propulsó el motor al máximo de revoluciones para subir una cuesta. Una vez pasada la subida --allí circulaba a 140 km/h--, la velocidad no dejó de aumentar hasta situarse, de modo constante entre los 180 km/h y los 200 km/h.

La policía desplegó un amplio dispositivo. Ordenó al resto de vehículos que se detuvieran en el arcén y abrió la vía destinada a los convoys excepcionales en el peaje de Gerzat al que se aproximaba el vehículo. También le preparó un desvío hacia otra autopista en dirección a Lyón para que pudiera evitar un tramo lleno de curvas.

Pero nada esto hizo falta. Cuando sólo le quedaban 15 kilómetros para llegar al peaje, hacia las diez de la noche, el vehículo se detuvo justo después de que el conductor proclamara a sus interlocutores que estaba dispuesto a lanzarse a la cuneta para intentar pararlo.

Silencio del afectado

El conductor, Hichan Dequiedt, mostró el lunes su agradecimiento a los agentes por haberle "salvado la vida", pero no quiso contar nada más, debido a "un acuerdo alcanzado con Renault".

Los expertos de la marca no han encontrado ningún desperfecto tras una primera revisión. El fabricante convocó el pasado lunes una "reunión de crisis" y ha movilizado a sus mejores técnicos para averiguar lo que pudo ocurrir. "Es muy sorprendente que fallen al mismo tiempo el regulador de velocidad, los frenos, el punto muerto de la caja de cambios y el botón de puesta en marcha del arranque electrónico", manifestó un portavoz. El mismo domingo por la noche el presidente de Renault, Louis Schweitzer, declaró que consideraba "muy improbable" la avería.

f Libération