No hubo ningún fallo mecánico. Simplemente fue mala suerte. Al menos, eso se desprende de las primeras investigaciones emprendidas por el metro de Madrid y la Comunidad. El miércoles, Susana S. U., un bebé de 4 meses, murió tras caer en una vía. Su madre, una inmigrante ecuatoriana, se disponía a salir del vagón. Cuando ya había sacado el cochecito, éste se quedó enganchado con una fina chaqueta que colgaba. Las puertas del metro se cerraron y la madre se quedó dentro. El tren arrastró el carrito durante unos metros hasta que finalmente cayó a las vías.

El representante de CCOO, Ignacio Arribas, explicó ayer que el protocolo de seguridad impide cerrar las puertas si entre ellas hay algo de más de 2,5 centímetros de grosor. La chaqueta del bebé fallecido era más fina.