Los pasaportes que falsificaban eran casi perfectos. Por eso la policía tardó medio año en localizar y detener, el pasado miércoles en Barcelona y Badalona, a seis rumanos acusados de integrar la mayor organización dedicada a la falsificación de documentos de identidad en Cataluña.

Entre los detenidos se encuentra Marin Dorel Osan, conocido como Piticu , de 42 años, considerado por la policía como el jefe de la banda y uno de los mejores falsificadores de Europa. En su taller de Badalona --donde residía--, el rumano confeccionaba pasaportes de una gran perfección. Las manipulaciones eran "indetectables a simple vista", según fuentes policiales.

En los cinco días anteriores a su detención, Osan obtuvo 240.000 euros --casi 40 millones de pesetas-- de la venta de pasaportes de España, Italia, Francia, Portugal, Rumanía, Hungría, Rusia y Estonia, entre otros países. Por cada pasaporte cobraba al menos 6.000 euros (un millón de pesetas), según la dificultad y la calidad obtenida.

La extraordinaria calidad de los documentos fue el motivo por el que las principales redes de tráfico de blancas, que controlan la prostitución en las carreteras catalanas y determinados prostíbulos, adquirieran a ese grupo los pasaportes o los sellos de entrada falsos para sus chicas y proxenetas.