La Iglesia católica estadounidense escribió el martes un nuevo capítulo en la aguda crisis, ahora también económica, en la que está sumida desde hace varios años. La Archidiócesis de Portland (Oregón) se declaró en bancarrota, incapaz de pagar las millonarias indemnizaciones a las que debe hacer frente por las denuncias de abusos sexuales cometidos por sus sacerdotes y agobiada por las que ya ha tenido que abonar.

Aunque éste es el primer caso, otras diócesis,como la de Santa Fe o Tucson, ya han advertido de que podían recurrir a este salvavidas legal para liberarse de los acreedores mientras ponen en marcha una reorganización financiera tutelada por los tribunales.

En Portland han pagado más de 63,5 millones de euros (10.582 millones de pesetas) por 130 acusaciones contra sus clérigos, la mayoría a partir de 1999, aunque se remontan a la década de los 50. Los casos pendientes, alrededor de 20, podrían superar esta cifra.

JUICIO PARADO Un efecto inmediato de esta declaración de bancarrota, anunciada por el propio arzobispo, John Vlazny, ha sido la paralización de uno de los juicios más esperados, el que inculpa al sacerdote ya fallecido Maurice Grammond de haber abusado de más de 50 niños y adolescentes durante la década de los años 80 y que podría costar unos 192 millones de euros (31.946 millones de pesetas).