Un cocinero francés asesinó presuntamente a su mujer, española, que estaba en estado, y a su hija de cinco años en la localidad vascofrancesa de Hendaya. Tras el doble crimen, perpetrado el sábado a primera hora de la mañana, Christophe Dubarry fue a trabajar para no despertar sospechas. Al regresar, simuló encontrarse los dos cadáveres. Incluso habría revuelto el piso para hacer creer que las muertes habían sido causadas por ladrones. Dubarry acabó confesando el doble parricidio ante la policía francesa.

El presunto asesino, de 37 años, que ayer ingresó en prisión, utilizó al parecer un cable eléctrico para estrangular a su compañera sentimental, la donostiarra María Belén Muro Echegaray, de 34 años, y a la única hija de ambos, Irati, de apenas cinco años de edad. La mujer trabajaba en un bar del centro de San Sebastián, donde viven sus padres y sus cuatro hermanos y donde el propio Dubarry estudió Cocina.

Pese a que el supuesto homicida simuló un robo al registrar la vivienda, los agentes sospecharon enseguida de él, sobre todo cuando negó que tenía una amante, algo que sabía la víctima y los investigadores. El hombre admitió estar "locamente enamorado" de la amante.

Vecinos y compañeros de trabajo del detenido le definieron como "un hombre encantador", de trato amable y simpático. Sus conocidos aseguran que formaba con su compañera "una pareja modelo", y que a ella se le notaba "muy ilusionada" con su próxima maternidad. Una amiga de la víctima apuntó que para los dos padres "la niña lo era todo", y que Dubarry era "muy atento" con su pareja, por lo que consideró "incomprensible" lo sucedido.