La esposa de Felicísimo Maidé y dos psicólogos trataron de convencer durante toda la noche al agresor para que depusiera su actitud, se entregara y no causara más daños. El diálogo y la negociación con el detenido se hizo a través del teléfono móvil de la mujer, ya que Maidé no admitía en principio hablar con autoridades ni miembros de las fuerzas de seguridad.

Los psicólogos, que viajaron en avión desde Madrid, pertenecían a la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil (UEI), que tiene entre sus misiones neutralizar situaciones de secuestro o toma de rehenes y detener a delincuentes particularmente peligrosos o con problemas mentales, proteger a personalidades y neutralizar actos delictivos que exijan una actuación inmediata y altamente especializada.