A diferencia de lo ocurrido con el escándalo de pederastia de los Maristas en las escuelas de Barcelona y Badalona, la indignación manifestada por la opinión pública chilena ha llevado esta semana al Vaticano a confirmar que investigará, y eventualmente procesará, a los acusados de abuso sexual de esa organización religiosa en Chile. El giro vaticano, anunciado de manera pública, evidencia de facto que, pese a que España ha sido el país donde primero explotó el escándalo marista, el papa Francisco ha decidido primero involucrarse en el país latinoamericano, encargando directamente de ese caso a la Congregación de la Doctrina de la Fe, el organismo vaticano que se ocupa de los casos más graves.

En el polo opuesto, la investigación de este diario sobre el mayor escándalo de pederastia conocido hasta la fecha en España (saldado con 43 denuncias policiales contra 12 docentes) no ha merecido ningún pronunciamiento por parte de la Santa Sede. Los abusos destapados en Barcelona generaron un terremoto al otro lado del Atlántico un año después, cuando comenzaron a aparecer víctimas en los colegios maristas de Chile, donde sí decidió actuar la fiscalía e investigar el encubrimiento por parte de la orden a pesar de que la mayoría de delitos hubieran prescrito. Este periódico reveló asimismo que en Chile varios de los hermanos religiosos españoles habían sido reclutados, formados y enviados a América desde Valladolid.

En España la Iglesia se ha intentado mantener al margen del escándalo, a diferencia de lo que ha hecho la institución clerical chilena, y eso también ha acabado provocando que el Vaticano haya decidio interesarse por el escándalo chileno pero siga guardando silencio sobre lo ocurrido entre los años 70 y 2010 en los colegios de Barcelona.

Descenso de creyentes

«En Chile ha habido una presión por parte de la opinión pública y de los medios de comunicación mucho más fuerte», considera Luis Badilla, un antiguo exiliado chileno que huyó de la dictadura de Augusto Pinochet. «En Chile los declarados católicos bajaron de un 73% a un 55% por los escándalos. Por eso la Iglesia está actuando ahora muy duramente, para salvar lo que se pueda salvar», añade, por su parte, el vaticanista independiente Francesco Peloso, refiriéndose a una reciente encuesta del Centro de Estudios Públicos que analizó la confianza de los chilenos en el catolicismo desde 1998 hasta hoy.

«No hay que olvidar los precedentes. También en Irlanda el Vaticano intervino con determinación solo después de que el escándalo se hubiera internacionalizado», insiste Peloso. «Es posible que pronto eso ocurra también en España, hay señales que lo indican», afirma el analista.

Sin embargo, la lentitud del Vaticano en castigar globalmente a los Maristas podría responder al habitual clima de intrigas que rodea esta institución. Y que, en los últimos tiempos, remite a que los detractores de Jorge Mario Bergoglio, muchos de ellos del ala conservadora, han encontrado en los escándalos un arma para debilitar al Papa. Ahora, todo apunta a que Francisco está decidido a hacer del caso un ejemplo de limpieza.