Un nuevo estudio de los astrónomos de Harvard ha demostrado que el Sol pudo haber tenido una vez un compañero binario muy similar que fue expulsado de nuestro Sistema Solar.

Este segundo Sol habría estado a 150 mil millones de kilómetros de distancia y las pistas de su posible existencia se encuentran en dos peculiaridades del Sistema Solar exterior, según explica Amir Siraj, de la Universidad de Harvard, primer autor de un artículo publicado en Astrophysical Journal Letters, en un comunicado.

Explicación de la Nube de Oort

Una de estas peculiaridades es la existencia de la Nube de Oort, que se encuentra en los límites del sistema solar albergando entre uno y cien billones (1012 ¿ 1014) de objetos helados de más de un kilómetro de radio.

La teoría popular asocia la formación de la nube de Oort con los restos de la formación del sistema solar y sus vecinos: en ese momento, los objetos que hoy forman la Nube de Oort fueron esparcidos por los planetas a grandes distancias y algunos fueron intercambiados entre las estrellas.

Pero un modelo binario, como el propuesto por esta investigación, podría ser la pieza que faltaba en el rompecabezas: si la nube de Oort fue realmente capturada con la ayuda de un compañero estelar temprano, las implicaciones para nuestra comprensión de la formación del sistema solar serían significativas, señalan los investigadores.

Consideran que la mejor explicación del origen de la Nube de Oort es que, en los orígenes de nuestro sistema solar, dos potentes estrellas propiciaron la captura de los numerosos objetos transnuptianos que la forman, y que podrían proceder bien del mismo sistema solar, o bien de otros sistemas planetarios.

La evidencia de una nube de Oort capturada podría responder a preguntas sobre los orígenes de la vida en la Tierra, consideran los investigadores.

«Los objetos en la nube exterior de Oort pueden haber jugado un papel importante en la historia de la Tierra, como posiblemente llevar agua a la Tierra y causar la extinción de los dinosaurios», explica Siraj.

Noveno Planeta

La otra particularidad del sistema solar es el Noveno Planeta, del que nunca ha podido detectarse directamente su existencia. Se llama así porque, si realmente hay en el sistema solar exterior otro gran cuerpo celeste, sería el noveno de nuestra colección astronómica.

Los autores de esta investigación creen que el supuesto Planeta Nueve no está solo. «El enigma no solo se refiere a las nubes de Oort, sino también a los objetos transneptunianos extremos, como el potencial Planeta Nueve», dijo el segundo investigador, Avi Loeb. «No está claro de dónde vinieron, y nuestro nuevo modelo predice que debería haber más objetos con una orientación orbital similar al Planeta Nueve».

Tanto la nube de Oort como la ubicación propuesta del Planeta Nueve están tan distantes del Sol que la observación y evaluación directas son un desafío para los investigadores de hoy.

Pero el Observatorio Vera C. Rubin, que ve la primera luz a principios de 2021, confirmará o negará la existencia del Planeta Nueve y sus orígenes.

Siraj es optimista: «Si el VRO verifica la existencia del Planeta Nueve y un origen capturado, y también encuentra una población de planetas enanos capturados de manera similar, entonces el modelo binario se verá favorecido sobre la historia estelar solitaria que se ha asumido durante mucho tiempo.»

¿A dónde fue?

Por último, si el Sol tuvo un compañero temprano que contribuyó a la formación del sistema solar exterior, su ausencia actual plantea la pregunta: ¿a dónde fue?

«El paso de estrellas en el cúmulo de nacimiento habría alejado al compañero del Sol a través de su influencia gravitacional», dijo Loeb.

«Sin embargo, antes de la pérdida del binario, el sistema solar ya habría capturado su envoltura exterior de objetos, a saber, la nube de Oort y la población del Planeta Nueve».

Siraj agregó: «El compañero perdido del Sol ahora podría estar en cualquier lugar de la Vía Láctea».

Referencia

The Case for an Early Solar Binary Companion. Amir Siraj and Abraham Loeb. The Astrophysical Journal Letters, Volume 899, Number 2. DOI: https://doi.org/10.3847/2041-8213/abac66