La escultura del papa Juan Pablo II, hecha de bronce y con una altura de cinco metros, fue colocada en Roma el 1de mayo del 2011 e inaugurada el día 20 de ese mismo mes con motivo de la beatificación del pontífice. Desde entonces la estatua ha sido duramente criticada por expertos en arte, ciudadanos e incluso desde el Vaticano. Por ello, el alcalde de Roma y el artista de la obra, Oliviero Rainaldi, formaron un comité de expertos en arte para atender las quejas. La restauraron en noviembre del 2012, cambiándole la capa, estirando uno de los brazos del Papa hacia adelante y suprimiendo las manchas marrones ubicadas en la cabeza y partes del cuerpo.

Pero no ha sido suficiente. Las críticas han continuado en relación al poco parecido entre la escultura y Juan Pablo II, a la estructura de la capa, que deja un vacío en el eje central del cuerpo, y también a la localización, en Termini, la estación central de Roma. "Es muy fea. Parece Batman con esa capa", opina el joven Mauricio Pagna.

No en vano la estatua ha sido considerada la más fea del mundo en una lista publicada el pasado 7 de febrero en la web de la CNN. En segundo lugar quedó una estatua soviética de Bielorrusia; hecho que indignó tanto a los diputados de la Duma (Parlamento Ruso) que la cadena estadounidense ha retirado la lista.