El fatal accidente aéreo de Etiopía, que llega menos de seis meses después de otro muy similar en Indonesia, podría salirle muy caro a Boeing. La reputación del gigante aeronáutico estadounidense se ha visto seriamente mermada a medida que docenas de países y aerolíneas dejaban en tierra los aviones 737 MAX de la compañía con sede en Chicago. Boeing se ha resistido hasta ahora a poner en duda la seguridad de sus aviones, la misma posición adoptada por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA). «Por el momento no tenemos datos para sacar conclusiones o tomar acciones», recalcó en comunicado la FDA. En cualquier caso, el valor de la compañía se ha resentido en las bolsas. Sus títulos abrieron el martes con una caída del 12%, aunque recuperaron parte de su valor en la jornada.

Boeing celebró en el 2018 el mejor año de su historia, con beneficios de 100.000 millones de dólares. Tras entregar 806 aviones comerciales el año pasado, sus acciones se habían revalorizado un 31% en el 2019, una progresión que se frenó el pasado domingo, después de que un 737 MAX 8 de la compañía se estrellara pocos minutos después de su despegue en Etiopia, un accidente en el que murieron sus 157 pasajeros. Los 737 MAX son la joya de la corona de Boeing, el principal competidor mundial del europeo Airbus. La firma tiene ya comprometida la entrega de 4.700 aviones, lo que representa casi tres de cada cuatro de sus pedidos, con un valor cercano a los 600.000 millones de dólares.

Particularmente dañino es el golpe a su reputación en China, uno de los países que ha paralizado temporalmente el vuelo de sus aviones. Boeing espera que China compre el 20% de sus aviones en los próximos 20 años y recientemente abrió allí una planta de fabricación. Las aerolíneas chinas tienen actualmente más de una cuarta parte de la flota mundial de 737 MAX, una serie que empezó a operar en 2016.

Algunos expertos consideran que el golpe será transitorio y las ventas de la compañía se recuperaran una vez aclare los problemas que generaron los recientes accidentes y pueda subsanar los fallos. «En el peor de los casos, el 737 MAX requerirá una costosa reparación. Las aerolíneas también podrían exigir compensaciones por los vuelos que se quedaron en tierra y cancelar pedidos», ha escrito The Wall Stree Journal. El rotativo recuerda que en el 2013 Boeing ya se enfrentó a problemas similares con los 787 Dreamliner por su batería.