Enterrando años de avance en la lucha por eliminar el estigma de la homosexualidad como sinónimo de sida, las autoridades de Estados Unidos anunciaron ayer nuevas normas que prohíben donar esperma a los homosexuales con vida sexual activa. Las nuevas reglas del Departamento del Medicamento (FDA) vetan de los bancos de semen a cualquier homosexual que haya mantenido relaciones en algún momento de los cinco años previos a la donación, haya utilizado protección o no y sin importar lo que digan sus análisis de sida. Sólo se deja abierta la posibilidad de que los gays donen esperma a amigos o familiares.

"Un donante diagnosticado con una enfermedad contagiosa, que presente sus síntomas o un comportamiento de riesgo para una de esas enfermedades no será considerado como apto para una donación y las células y tejidos de ese donante no serán empleadas", escribe la FDA en un documento cuyo contenido entra en vigor el próximo martes.

La medida forma parte de una nueva regulación que extiende los controles que ya existen en las donaciones de sangre y órganos al esperma y los óvulos, y también a otro tipo de tejidos como piel y ligamentos. Aunque varios estados ya tenían regulaciones estrictas y numerosos bancos de esperma ya aplican medidas de prevención como la congelación y cuarentena de las donaciones y varias pruebas al donante, la norma federal obliga a que la nueva regulación se aplique en todo el país.

A partir del martes, así, las cerca de 150 compañías de Estados Unidos que extraen, comercian y utilizan con fines médicos desde huesos, venas y córneas hasta esperma y ligamentos están obligadas a realizar pruebas a todos los potenciales donantes de cualquier tipo de tejidos. Entre esas pruebas figuran las del virus del sida, las hepatitis B y C, la sífilis y la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (la forma humana del mal de las vacas locas ).

Además, se realizarán interrogatorios a los potenciales donantes sobre su vida social y se descartará a los homosexuales que hayan mantenido relaciones sexuales en los cinco años previos y a las personas que hayan consumido drogas intravenosas. Si el donante es alguien fallecido, un familiar o algún médico que conozca su historial médico deberán contestar a esos interrogantes.

Ya en 1997 la FDA anunció su intención de regular los controles de donaciones de tejidos. Pero la preparación de la norma no se aceleró hasta el 2001, después de que un hombre que se sometió a una operación de rodilla muriera tras recibir un cartílago infectado con una virulenta bacteria. El tejido trasplantado provenía de un donante fallecido cuyo cadáver no se refrigeró hasta 19 horas después de la muerte. Según el centro de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU, al menos otras 66 personas han sufrido serias infecciones por trasplantes similares.

En EEUU se producen casi un millón de trasplantes de tejidos al año, según datos de la Asociación Americana de Bancos de Tejidos, que cree que las nuevas reglas no dificultarán estas intervenciones pero pueden hacerlos más caros. La asociación agrupa a 83 bancos, y otros 70 no son miembros.