Un muecín --que tiene un oficio similar al de un sacristán-- degolló en una población rural del Alto Egipto a sus seis hijas después de que su mujer diera a luz a otra niña, según informó ayer la prensa local de Sohag, un pueblo a unos 700 kilómetros de El Cairo. Tras cometer los crímenes, el agresor se entregó a la policía. De momento, sigue detenido a la espera de la decisión del juez.

Los diarios añadieron que Abdel Nasser Ibrahim, de 43 años, decidió "divorciarse de su mujer y expulsarla de casa" cuando ésta parió a su séptima hija. A los pocos días, sus hijas le rogaron que acogiera de nuevo a su esposa, pero el muecín se armó con un cuchillo y las mató a todas. Cuatro de las niñas murieron al instante. Las otras dos, heridas de gravedad, fallecieron a las pocas horas.

Según la prensa local, el muecín "soñaba con tener un hijo varón" para perpetuar su linaje, en una sociedad en la que las mujeres están relegadas a un segundo plano en la vida familiar, social y política.