-¿Dónde están los límites del humor?

-En ningún sitio.

-¿Podemos reír de todo?

-Sí. No hay que poner límites ni al humor ni a la ficción ni al arte ni a nada. Pero en el caso de un monólogo cómico no estaría de más que el humorista se fijara en quién le ríe las gracias. El contraplano del monólogo de Rober Bodegas me parece estremecedor: chicos blancos de clase media alta que se descojonan del chiste racista dirigido a los gitanos. Igual te tienes que preguntar qué estás haciendo con tu monólogo, ¿no? Argumentar que eso es incorrección política me parece un serio problema de autopercepción.

-¿Por qué?

-Porque no es incorrección política. Lo que estás haciendo es perpetuar un discurso de poder y de exclusión que, por supuesto, puedes formular. Pero tienes que aceptar que haya una parte de tu público que te diga que eres racista. Si te consideras progresista y has formulado esos chistes, quizá tendrías que hacértelo mirar.

-¿A usted qué le parecen?

-El monólogo de Bodegas me repugna. Pero no puedo prohibir que exista. Él formuló ese monólogo en un canal de televisión de una manera profesional y recibió dinero por ello. Nadie le cortó el mensaje. Ese monólogo fue recibido por un público normal, estremecedoramente normal. No provocó incomodidad en su audiencia, todos esos jóvenes de clase media acomodada se ríen mucho. Lo que ocurre es que esa actuación pone en evidencia que la gitanofobia y el racismo, tristemente, están muy enraizados en nuestra sociedad. Con ese monólogo, él no está cuestionando el racismo, lo está alimentando. La incorrección política es poner en cuestión valores dominantes dentro de una comunidad. Él lo que está haciendo es reforzar esos valores. ¿Cuándo es la última vez que en EEUU un humorista hizo un chiste de negros comiendo sandía?

-Ni idea.

-Pues probablemente hace décadas.

-Pero, a ver, nos seguimos riendo de todo, ¿no? Negros, cojos…

-¿Quién se ríe de los negros y de los cojos? ¿Tú? Porque yo no. A mí no me hacen gracia los cojos por ser cojos. Recuerdo una época en la que se fumaba en los aviones. ¿A que ahora te parece intolerable? El chiste de Martes y Trece de «mi marido me pega» sería hoy intolerable. Claro que Millán Salcedo lo puede volver a hacer, pero el público tiene la libertad de expresión para decirle que es indecente. En el caso de Bodegas, la comunidad gitana ha reaccionado, ha tomado el espacio público para decir que les repele. Eso es lo positivo y revolucionario.

-También lo han amenazado de muerte.

-Las amenazas no son legítimas ni defendibles nunca. Ni para quien emite un chiste homófobo ni para quien pone un lazo amarillo o para quien lo quita. Pero me repele que Bodegas diga que se limita la libertad de expresión.

-Han retirado el vídeo.

-¿Y? Es como si enciendes un cigarro en un avión, te dirán que lo apagues. Lo ha retirado porque se ha asustado. El canal no le ha exigido que lo retire. Ni el Gobierno tampoco.