Pese a las décadas de debates y acuerdos internacionales firmados por todos los países, aún no se ha conseguido que las emisiones de CO2. las causantes del cambio climático, empiecen a bajar. Al contrario. En el 2017 volvieron a crecer después de tres años en los que se había conseguido estabilizarlas, según el informe anual de la Agencia de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) presentado este martes en París, a pocos días del inicio de la 24 Cumbre del Clima que se celebrará en Katowice (Polonia).

Los países emitieron el año pasado 53,5 gigatoneladas de CO2 equivalente, frente a las 52,8 del 2016, un aumento del 1,2 %. El crecimiento de la economía mundial a un ritmo del 3,7% junto a una ralentización de la descarbonización de la energía han propiciado el nuevo repunte.

La estabilización lograda los tres años anteriores había insuflado «optimismo en las discusiones sobre política climática», según el documento. La emisiones se habían frenado pese que la economía mundial también había crecido, aunque en cifras más modestas que en el 2017.

«La ciencia es clara. Los gobiernos deben avanzar más rápido y con mayor urgencia. Estamos alimentando este fuego pese a que los medios para extinguirlo están a nuestro alcance», ha advertido con rotundidad la directora ejecutiva adjunta de Medio Ambiente de la ONU, Joyce Msuya, durante la presentación.

Los autores del estudio muestran que «el ritmo actual» de las acciones contra el efecto invernadero, «son insuficientes para cumplir los objetivos de París», que prevé limitar el aumento de temperatura durante el siglo por debajo de los 2 grados centígrados. Los países deben «triplicar sus esfuerzos» en la reducción de emisiones si quieren alcanzar este límite pactado en la cumbre de 2015 de la capital francesa.