Hay avances científicos que se consiguen tras años y años de duro trabajo. Y luego hay descubrimientos que surgen de manera más bien inesperada. La historia de este último hallazgo, recogida este mismo jueves por la revista 'Stem Cell Reports', se podría clasificar en esta última categoría: la de las serendipias científicas. Un golpe de suerte que ha llevado a un grupo de científicos a conseguir reprogramar unas neuronas sin la necesidad de células madre.

"Estos resultados ofrecen una nueva perspectiva sobre la plasticidad neuronal. Tradicionalmente pensábamos que la identidad y función de las células maduras son fijas, pero los nuevos hallazgos sugieren que dependen más de lo que pensábamos de los factores bioquímicos de su entorno, explica Zhang, investigador y autor principal del recién publicado artículo. "Según nuestro conocimiento, cambiar el fenotipo de las neuronas residentes, ya maduras, nunca se ha logrado antes", comenta el investigador.

Los autores de esta nueva investigación apuntan que el recién publicado descubrimiento podría abrir una puerta en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas. En este sentido, Zhang añade: "Esperamos que la capacidad de cambiar la identidad de las neuronas algún día se dirija a tratar enfermedades neurológicas, incluida la enfermedad de Parkinson".

Serendipia científica

Como si de una narración se tratara, la historia de este afortunado hallazgo empieza en un laboratorio del Southwestern Medical Center de Texas (Estados Unidos). Un buen día, el equipo de investigadores del doctor Chun-Li Zhang estaba trabajando en la reprogramación de neuronas del cerebro de un ratón. El objetivo era conseguir transformar células gliales en neuronas dopaminérgicas. Es decir, pasar de unas auxiliares del tejido nervioso (cuya función es, entre otros, rodear las neuronas con funciones protectoras) a células productoras de dopamina.

Para ello los investigadores utilizaron un cóctel de proteínas que consistía principalmente en tres factores de transcripción (NURR1, FOXA2 y LMX1A) que ayudan a descifrar las instrucciones genéticas para la construcción de neuronas productoras de dopamina. Todo ello con la ayuda de ácido valproico, un componente que desempeña un papel clave en la reprogramación celular. Llegados a este punto, todo parecía indicar que el camino seguido era el correcto. Pero sin embargo, las células gliales seguían sin experimentar ningún cambio.

La sorpresa llegó cuando volvieron a observar las muestras de cerebro desde otra perspectiva. Fue entonces cuando observaron que otras neuronas sí se habían transformado en productoras de dopamina. Las protagonistas de este inesperado hallazgo fueron las neuronas GABAérgicas, unas células inhibidoras cuya principal función es reducir la excitabilidad neuronal en todo el sistema nervioso. En un giro inesperado de los acontecimientos, estas pasaron a comportarse como productoras de dopamina nativas, incluso llegando a crear conexiones neuronales similares a las de las células dopaminérgicas.