Las alarmas se han disparado por la fuerte caída del número de nuevos sacerdotes. El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal Ricardo Blázquez, lo verbalizó ayer al advertir de la «escasez extraordinaria» de vocaciones al sacerdocio en España, hecho que achaca a la falta de continuidad en la formación cristiana, al «enfriamiento cristiano» en familias y colegios y a la «marea de la secularización».

La falta de vocaciones es una preocupación latente en el episcopado desde hace más de dos décadas, pero los últimos datos han puesto de relieve un agravamiento de la situación. Durante el 2017 se ordenaron tan solo 109 sacerdotes, la cifra más baja de la historia. El anterior récord negativo se registró en el 2014, cuando se ordenaron 117 nuevos curas. Al año siguiente la cifra volvió a crecer, con 150. En el 2016, con 138, volvió a bajar pero nunca se había rozado el centenar.

«Desde hace mucho tiempo venimos padeciendo una penuria seria de vocaciones para el ministerio presbiteral. Si hace varios decenios la abundancia era extraordinaria, actualmente la escasez es también extraordinaria», lamentó Blázquez durante su discurso inaugural de la 111 Asamblea Plenaria de la CEE, que se celebra hasta el próximo viernes en Madrid.

Ante esta situación, la Iglesia va poniendo parches, reconfigurando su red geográfica parroquial y reuniendo a estas últimas en conjuntos de parroquias llamados «unidades pastorales», atendidas por «equipos ministeriales», compuestos por curas y laicos. Blázquez pidió que no se busquen atajos «arriesgados» para compensar esa falta.

Con motivo de la jornada mundial por las vocaciones, han optado por una campaña con el lema Tienes una llamada para avisar a los jóvenes que pueden recibir la llamada del «jefe más importante del mundo, que les ofrece trabajar en una compañía con presencia internacional, que siempre cotiza al alza y que afronta desafíos para cambiar la vida de muchas personas».