Que una promesa electoral no se cumple es algo que ya no sorprende a ningún contribuyente. Pero que un compromiso a nivel europeo en el que hay vidas en juego tampoco cristalice puede chocar algo más. España se comprometió en el 2015 a acoger a 17.337 refugiados. A día de hoy solo han llegado 1.980, el 11,4%. El ritmo no sería discutible si no faltaran 10 días -el 26 de septiembre- para que se cumpla el plazo que dio la Unión Europea a los estados miembros para cumplir la misión.

El dato lo han facilitado este viernes los responsables del Ayuntamiento de Barcelona en materia de acogida. La capital catalana cuenta con su propio centro de atención, aunque sin competencias para otorgar la carta de asilado pero sí para informar y echar una mano, sobre todo en la primera asistencia a esas persona que llegan con las manos vacías y la cabeza llena de dudas. La UE todavía no ha informado sobre qué es lo que va a pasar a partir del 26, aunque hasta la fecha se ha especulado con posibles sanciones a los países menos cumplidores. España no es el peor. Algunos, como Polonia o Hungría, no han recibido a uno solo de los refugiados que les tocaba.

Manifestación por las calles de Barcelona, en febrero, a favor de la acogida.

Ramon Sanahuja, director del Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados (SAIER), e Ignasi Calbó, coordinador del plan municipal Ciudad Refugio, han sido los encargados de detallar en qué momento estamos. Sus quejas vienen repitiéndose casi desde el primer día en el que se detectó la lluvia de solicitudes de asilo.

Fondos europeos

Reclaman que el Gobierno les permita disponer de fondos económicos (la UE destina 330 millones a España, que en buena parte se invierten en en control de fronteras), y se quejan de falta de información, pues nadie les informa de la situación en la que se encuentran las personas solicitantes de asilo que están en la ciudad. Y no es algo que solo le pase a Barcelona. El pasado junio, 26 ciudades se reunieron en el Eixample con el mismo propósito: autonomía en la acogida de refugiados. La respuesta del Ejecutivo de Mariano Rajoy, hasta la fecha, y a pesar de las peticiones de reunión de los municipios, ha sido siempre la misma. Silencio.

Aunque no siempre el Gobierno ha optado por el mutismo. En diciembre del 2016, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Alfonso Dastis, decía: "Es verdad que tenemos un compromiso que no hemos alcanzado, pero también hay que tener en cuenta que tenemos un año más para cumplirlo y yo me comprometo a que al cabo de ese año España cumplirá con esos compromisos". Tiene 10 días para traer a 15.357 de los 17.337 asilados (15.888 de reubicación y 1.449 de reasentamiento) a los que se comprometió en Bruselas.

Que pague Madrid

El teniente de alcalde Jaume Asens ha avanzado que el día 26, tanto él como otros cargos electos del resto del Estado, tienen previsto viajar a Madrid para reunirse con distintos grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados. Con un mensaje claro: afear el incumplimiento del Gobierno y reclamar las competencias. También ha explicado que en repetidas ocasiones han solicitado al Ejecutivo del PP que se haga cargo de la factura que el consistorio asume en materia de atención social a solicitantes de protección. El presupuesto del SAIER en pensiones y hostales ha pasado de 90.859 en el 2013 al millón y medio que se prevé destinar en el 2017. Del mismo modo, se ha quejado de que en Madrid sí se haga cargo el Gobierno de esta primera atención. En cuanto al volumen de atendidos, este centro ha recibido hasta agosto a 2.979 personas, mientras que todo el 2016 se cerró en 2.292. En el 2012 eran solo 304 solicitantes.

En cuanto al perfil del solicitante de asilo, Asens ha insinuado que el Gobierno da prioridad a ciertas nacionalidades, como la venezolana, "por razones políticas". Sanahuja y Calbó han lamentado que algunos conflictos "más mediáticos", como el de Siria, también hayan generado "refugiados de primera y de segunda", cuando a Barcelona siguen llegando por su propio pie asilados de Honduras, Ucrania o Pakistán "con los mismos dramas y los mismos problemas".