La contaminación ha mejorado a marchas forzadas en Madrid y Barcelona desde el 2006 debido a la crisis económica, que ha supuesto menos obras en la calle, menos actividad industrial y menos desplazamientos en coche, pero aún se siguen superando los valores exigidos por la Unión Europea y están todavía lejos de los niveles más restrictivos que recomienda la OMS. La situación es particularmente mala en el caso de la contaminación por óxidos de nitrógeno (NOx), un residuo típico del tráfico, muy especialmente de los vehículos diésel.

Si España no cumple la directiva europea, a partir del 2015 habrá que abonar multas. "Nosotros no tenemos esos graves problemas por combustión en los hogares, y diría que el problema de las industrias también es menor al haberse alejado de los núcleos urbanos, pero donde no acaba de ir bien es en el tráfico, con el agravante de que el parque móvil es cada vez más viejo", explica Juan Bárcena, especialista de Ecologistas en Acción.

En España, los coches son responsables del 40% de la contaminación. Barcelona y Madrid superan los dos umbrales de la UE en NOx: la media anual de 40 microgramos por metro cúbico de aire y el límite de 18 horas por encima de los 200 microgramos. En cuanto a partículas, la norma de la UE se cumple salvo excepciones, "aunque hay que tener en cuenta que las recomendaciones de la OMS son el doble de estrictas", insiste. "Incluso EEUU, que no es precisamente un modelo en los asuntos ambientales, tiene unos límites más duros", prosigue el especialista.

Bárcena advierte también de otro contaminante menos conocido pero incluso más peligroso, el ozono troposférico.

"Lo que sucede es que es un contaminante secundario que suele afectar a zonas alejadas del núcleo de emisión, generalmente en verano", dice.