España, que fue en 2007 el segundo país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tras Estados Unidos en recibir más inmigrantes, con 920.000, ha pasado a ser el octavo en 2012, con 336.100, por el impacto de la crisis, que provocó la salida de muchos extranjeros y nacionales, según el informe anual sobre migraciones de la organización.

El 2012 fue el quinto año consecutivo en que experimentó un descenso migratorio. Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Australia captaron, en cambio, más población foránea. La disminución de las entradas ha ido pareja a las salidas de extranjeros, unos 321.000 en el 2012, lo que dejó el saldo migratorio en 15.500 personas, el nivel más bajo en más de una decena de años. A 31 de diciembre de 2012 había en España 5,52 millones de extranjeros en situación irregular, 12% de la población, cuatro décimas más que el año anterior, pero muy superior al 9,5% 2005 o al 3,4% de 2000.