Todo empezó a primera hora de ayer cuando dos hombres armados entraron en un club aeronáutico de Fontenay Trésigny y obligaron a un piloto a volar en helicóptero hacia la prisión de Réau, un moderno centro penitenciario en la periferia sureste de París.

Poco antes del medio día, vestidos de negro, encapuchados y con un brazalete de la policía, irrumpieron en la cárcel, llegaron al locutorio y exigieron la liberación de Rédoine Faïd, un famoso ladrón francés reincidente que cumplía una condena de 25 años por la muerte en el 2010 de la policía municipal Aurélie Fouquet en el transcurso de un intento de robo de un furgón blindado.

Faïd hablaba con su hermano Brahim cuando sus cómplices hicieron aparición en el recinto después de haber neutralizado las cámaras de vigilancia con granadas de humo y armados con kalasnikov, según el relato de diversos medios.

Como si siguieran el guión de una película -el atracador es muy aficionado a las cintas de acción-, todos lograron evadirse a bordo del helicóptero, que había aterrizado en el patio del centro penitenciario, el único lugar desprovisto de mallas metálicas de protección.

El aparato apareció luego con el motor calcinado a unos 60 kilómetros de la cárcel. El reo prosiguió su huida en coche y después en una furgoneta blanca hacia el norte de París. La policía desplegó en la zona un amplio dispositivo para intentar localizar al fugitivo.

INSPIRACIÓN CINÉFILA / Rédoine Faïd, de 45 años, es un atracador fascinado por el cine. De hecho, sus primeros golpes estaban inspirados en el Séptimo Arte, en clásicos del cine de acción. Su película favorita es El solitario de Michael Mann, según ha contado a Le Parisien el periodista Jerôme Pierrat , que en el 2010 escribió junto a Faïd el libro Ladrón, de los suburbios a la gran delincuencia. «Faïd sabe mostrarse encantador y bien educado, lo contrario del arquetipo del gánster sociópata, algo que le hacía popular entre los vigilantes de la prisión», agrega el periodista.

La de este domingo no es su primera fuga. En el año 2013 se escapó de la prisión de Lille, en el norte de Francia, donde estaba en detención provisional a la espera de un juicio. Entonces se las arregló para retener a cuatro vigilantes, reventar con explosivos cinco puertas, y largarse en un coche con un cómplice. Todo en menos de media hora. Fue detenido un mes y medio después en un hotel barato de la periferia parisina.

La ministra de Justicia, Nicole Belloubet, explicó que el comando había preparado bien la operación con la ayuda de drones y anunció una inspección para saber qué ha fallado.

El centro penitenciario del que se ha escapado no tiene muchos reclusos. Entre los internos hay otro famoso ladrón, Antonio Ferrara, especializado en ataques a furgones de transporte de dinero los miembros de una banda balcánica llamada Pink Panther, considerada una de las bandas más peligrosas del mundo, con una veintena de años llenos de delitos a sus espaldas, algunos yihadistas y un preso de ETA.