La esquizofrenia es una enfermedad mental de "extraordinaria complejidad" en la que además del componente genético y hereditario influyen los factores medioambientales en los que se desenvuelve la persona predispuesta a padecerla.

El servicio militar, derogado en España hace casi dos décadas, el consumo de cannabis en adolescentes o el estrés son algunos de los factores de riesgo medioambiental que tienen influencia directa sobre el inicio del curso de la enfermedad y que se suman al grado de genes que se comparten con una persona afectada.

Es lo que se desprende de la conferencia que Lourdes Fañanas, doctora en Biología y licenciada en Medicina e investigadora principal del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), ha ofrecido hoy con motivo de la reunión que mantienen en Zaragoza veinte entidades de salud mental en España para actualizar conocimientos en torno a la esquizofrenia.

El objetivo de este encuentro, organizado por la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental (ASAPME), es abordar la enfermedad desde el punto de vista de las causas que la producen, tanto genéticas como ambientales, y los factores que inciden en el desarrollo y evolución de la esquizofrenia, pero no solo desde los aspectos científicos sino también desde la dimensión humanística y bioética.

"De lo poco que se sabe" en la neurobiología de la esquizofrenia, Fañanás ha incidido en la interacción de los factores genéticos y biológicos junto con otros como el temperamento o la forma de relacionarse con los demás.

"Comprender a un enfermo mental exige un ejercicio biográfico que se extiende durante toda la vida del paciente: antes y después de la enfermedad", ha asegurado Fañanás, quien ha destacado que "el cerebro se va construyendo día a día".

Los estudios establecen que en torno a uno por ciento de la población sufre esquizofrenia, unas 10.000 personas en Aragón, y el riesgo se incrementa en función del número de genes que se comparten con un afectado: un 3-4 % en el caso de familiares de primer grado, un 10 % por ciento en el caso de que se sea hijo de uno de los progenitores afectados, un 28-30 % si lo padecen el padre y la madre y hasta un 50 % en el caso de gemelos monocigóticos.

Aunque el grado de genes que se comparten con un afectado está por encima de los riesgos ambientales, son estos, según esta experta, los que hacen "cambiar el patrón de la heredabilidad".

Así, puesto que en torno al 80 % de los trastornos mentales se presentan en la adolescencia, las investigaciones aportadas por Fañanás constatan que fumar cannabis antes de los 15 años "incrementa de cinco a siete veces" el riesgo a desencadenar la enfermedad y es porque, en este caso, el adolescente busca la droga como un ansiolítico "porque tiene un malestar latente", es lo que se dice una "correlación genoambiente".

Lo son también el estrés psicosocial severo durante el embarazo, complicaciones obstetricias, una infección o incluso una gripe.

Es por lo que, ha explicado Fañanás, los emigrantes construyen "pequeños guetos" como mecanismos de defensa ante el estrés social. "La vida social no agresiva, tranquila, está demostrado que es un factor medioambiental que evita la vulnerabilidad", ha incidido la experta.

Pero los pacientes, según ha expuesto la gerente de Asapme, Ana López, durante la presentación del congreso, también son "altamente vulnerables ante lo que se vierte en las redes" y contribuye, como ha explicado a Efe, a que los enfermos que no son conscientes de su patología refuercen su posición de normalidad y rehúsen los tratamientos, la sanidad o las medicinas.

Por eso, insiste en el aval de la ciencia y el compromiso de alianzas público-privadas para combatir esa situación.

Pero para López, el "mejor tratamiento" implica la comprensión social y la lucha contra la discriminación de la enfermedad, por ejemplo a través de la integración laboral, porque permite a los enfermos ser autónomos, marcarse objetivos y tener una misión en la vida, y eso mejora los síntomas y la autoestima.

En este sentido, ha destacado el acuerdo con el Gobierno de Aragón y el Inaem, que ha derivado en la contratación de diez personas, lo que son unas cifras "esperanzadoras".

Esta tarde la ponencia se centrará en la neuroimagen y los métodos de diagnóstico para conocer cuál es el entramado cerebral que se desestructura para generar una enfermedad tan compleja que, según Fañanás, tiene un ratio mortal que se incrementa tres veces y provoca una pérdida de la materia gris y blanca a lo largo de toda la enfermedad.