Según un estudio, nueve de cada diez personas han sufrido estrés en el transcurso de los últimos 12 meses y cuatro de cada diez lo ha sentido de forma continuada. Este estrés mantenido en el tiempo es uno de los causantes de la ansiedad que muchas personas sufren a día de hoy, una enfermedad que crece en número y que se extiende a lo largo de todos los países. Se consolida como una respuesta equivocada o excesiva a algo que nosotros percibimos como amenaza y que excede los recursos con los que contamos. Es una enfermedad real, con una base de estrés y una mala gestión emocional.

La ansiedad es conocida actualmente por la mayoría de las personas, aunque no siempre se tienen claros los síntomas físicos o cognitivos que pueden aparecer ni la forma de combatirla. Tiene falsos mitos asociados, que se escuchan en círculos sociales o en medios de comunicación. Estos mitos nos dan una idea equivocada y no llegamos a comprender lo que significa vivir con ansiedad, una enfermedad para la que siempre conviene buscar ayuda.

MITOS DE LA ANSIEDAD

Solemos usar el término ansiedad de una forma general, extendido a múltiples situaciones, moviéndonos por la necesidad de etiquetación. Sin embargo, en la mayoría de estas situaciones estamos errando al categorizar algo como ansiedad cuando puede ni tan siquiera ser estrés aislado. Aunque es una enfermedad amplia, cuyos síntomas oscilan de una persona a otra, sí tiene ciertos rasgos comunes y necesarios para que exista esa patología. Todo lo demás se refiere a falsas creencias.

¿Cuáles son los mitos más comunes sobre la ansiedad?

1. La persona que tiene ansiedad es frágil y tiene demasiado miedo

Este error surge de la asociación equivocada entre miedo y ansiedad. El miedo no siempre aparece asociado a estados ansiosos. De hecho, de aparecer es porque, ante ya varios ataques de ansiedad pasados, la persona ha unido esa situación con una predisposición a sufrir el ataque, lo que empieza a generar miedo. Tampoco es algo que vaya de la mano con fragilidad. Puede aparecer en cada persona si se dan las condiciones necesarias, independientemente de su nivel de fortaleza.

2. El origen viene de un evento traumático

Muchas personas asocian sufrir ansiedad con algo que ha ocurrido en el pasado, como sucede con el estrés postraumático, una enfermedad dentro del espectro de ansiedad. Son varios los tipos de ansiedad que nos podemos encontrar, pero solo uno es el que va asociado a un trauma. Por lo que apuntan las investigaciones, la ansiedad se debe a una combinación de predisposición genética con sufrir estrés mantenido en el tiempo. Es algo estable, no ligado a un único acontecimiento.

3. La ansiedad no es un problema grave

Sin embargo, sí es algo grave y con lo que es muy difícil convivir, ya no solo por la enfermedad en sí sino por todos los problemas que pueden asociarse a ella, como adicciones o depresión. Creemos que no es un problema grave porque sentimos que, aunque tengan dificultades, aquellas personas que conocemos con ansiedad pueden llevar una vida normal, cuando realmente no es así.

4. Lo sufren muy pocas personas

En Estados Unidos se realizó un estudio con el fin de medir qué porcentaje de la población sufría ansiedad. Lo que observaron es que el 18% la tenía y no se debía a estrés puntual, sino a la enfermedad como tal. Estas cifras son similares a las que aparecen en otras partes del mundo.

5. Se pueden evitar las situaciones que generan ansiedad

De hecho, creemos que es la solución definitiva para que la persona deje de sufrir ansiedad. Sin embargo, cuando se evitan estas situaciones, cuando no se enfrentan a ellas, el miedo no para de crecer, se generaliza y bloquea a la persona en ambientes diferentes.

La ansiedad es una de las patologías más conocidas, pero no por ello queda exenta de falsos mitos asociados. Estos mitos hacen que las personas que conviven con la enfermedad no lleguen a sentirse adaptadas ni entendidas, limitando su recuperación y su búsqueda de ayuda.

* Ángel Rull, psicólogo.