Horario de invierno o de verano? La pregunta, lanzada en septiembre por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, lleva meses suscitando controversia en la Unión Europea. Pese al ímpetu arrollador con el que se lanzó la idea -pretendía ponerla en práctica ya este año-, muchos gobiernos e instituciones no lo tienen claro. Entre ellos el Parlamento Europeo, que ayer se posicionó a favor de la abolición -por 410 votos a favor, 192 en contra y 51 abstenciones-, aunque a partir del año 2021. Falta ahora la decisión final del Consejo de ministros de la UE.

Al igual que el grueso de los estados miembros, también la Eurocámara es partidaria de terminar con el gesto de adelantar o retrasar los relojes el último domingo de marzo y el último de octubre. Para empezar, porque el motivo por el que fue instaurado en los años 70 a raíz de la crisis del petróleo -aumentar el ahorro de energía- es insignificante e irrelevante. Según Bruselas, los ahorros energéticos son mínimos hoy en día, de entre el 0,1 y 0,2% del consumo eléctrico anual, por lo que el argumento ya no es válido. Las nuevas tecnologías y la nueva forma de vida no permiten ahorrar con este método.

MÁS ACCIDENTES

Por el contrario tras el cambio de hora se producen más accidentes de tráfico, también de trabajo y se ve afectada la salud. Y, sobre todo, hay una demanda social que «va siendo hora de que de sea escuchada», sostiene Ulvskog, quien asegura que este es uno de los asuntos por el que más cartas ha recibido. «No habrá decisión este año ni el que viene, pero el hecho de que tengamos una fecha tope ayuda», opina la eurodiputada y exministra de transportes finlandensa Merja Kyllönen. Esa fecha tope será el 2021.

«La elección de establecer un horario estándar es prerrogativa de los Estados miembros. Estoy convencida de que decidirán de forma coordinada porque nadie quiere que haya una fragmentación», advertía el lunes durante el debate previo celebrado por el pleno la comisaria de Transportes, Violeta Bulc, sobre el elemento que más preocupa entre los políticos europeos. «Hoy en día ya tenemos tres husos horarios en la UE y eso no provoca perturbaciones en el mercado interno», añadió. Con la posición política clara, la Eurocámara ya está en disposición de empezar las negociaciones con el Consejo, aunque tendrán que esperar unos meses. Los gobiernos de la UE no han llegado aún a una posición común. La última vez que los 28 celebraron un debate fue en diciembre, bajo la presidencia austriaca de la UE, y la gran mayoría constataron la necesidad de disponer de «más tiempo» para realizar consultas internas. España, por ejemplo, no tiene posición fijada y sus expertos no se ponen de acuerdo.