Un hombre de 52 años, excabo de la Legión, armado con un arma falsa provocó ayer un incidente en el Hospital de la Princesa de Madrid. Al final, todo quedó en un susto, pero el centro estuvo blindado durante una hora para evitar un altercado. Durante ese tiempo, los agentes buscaron al sospechoso por las 13 plantas del hospital, pero él ya estaba fuera. Finalmente, fue detenido en la calle tras el aviso de un taxista.

Plácido Antonio H. C., con un largo historial policial, entró a las 7.30 horas en el centro médico. Lo primero que hizo fue abrir la puerta de una sala de médicos ubicada en urgencias. Ni los increpó ni los amenazó, pero los tres facultativos que se encontraban en la habitación se asustaron al ver que llevaba un arma y llamaron a la policía, según explicó ayer un portavoz. Cuando llegaron los agentes, decidieron cerrar el hospital, ubicado en la céntrica calle de Diego de León.

PUERTAS CERRADAS Decenas de pacientes y familiares se agolparon en las puertas del centro, algo asustados al conocer el suceso. Sin embargo, el gerente del centro, Jorge Gómez Zamora, explicó que los agentes "no transmitieron sensación de peligro". Además, insistió en que el hospital no fue desalojado en ningún momento. "Simplemente, destacó-- se han cerrado las puertas para que nadie entre ni salga por motivos de seguridad".

Mientras el público seguía fuera, la policía registró las 13 plantas del hospital en busca del sospechoso. Sin embargo, éste ya no estaba dentro. Fuentes policiales explicaron que el hombre huyó por una de las puertas de urgencias nada más asomarse a la sala de médicos.

Esas mismas fuentes añadieron que el excabo cogió un taxi y pidió al conductor que le dejara en la plaza de Manuel Becerra, situada a menos de 900 metros del hospital. En el trayecto, Plácido Antonio mostró el arma al taxista. Además, le dijo que estaba muy enfadado con el trato que había recibido su madre por parte de los médicos del centro.

AVISO DEL TAXISTA Tras dejarle en Manuel Becerra, el taxista llamó a la policía y dio la voz de alerta. En pocos minutos llegaron los agentes, que se encontraron a Plácido Antonio sentado en un banco de la calle de Alcalá. Fue entonces cuando se percataron de que el arma era falsa. El hombre no opuso resistencia cuando fue detenido.