Expertos en trasplantes presentarán antes del verano una nueva "foto" del tráfico de órganos en el mundo, diez años después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizara el primer mapa que estimaba que entre un 5 y un 10 % de los trasplantes proceden de algún tipo de comercialización.

Desde entonces, "desgraciadamente no tenemos una nueva foto porque ha habido muy poco esfuerzo por parte de las autoridades de hacer una recopilación sistemática de estos casos", ha señalado Beatriz Domínguez-Gil, copresidenta del Grupo Custodio de la Declaración de Estambul, durante la XIV Reunión Nacional de Coordinadores de Trasplantes.

El grupo Custodio es una red mundial de profesionales sanitarios, de justicia y de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que, en colaboración con la OMS, el Consejo de Europa y la Unión Europea, intentan acabar con el tráfico de órganos.

En estos momentos están procesando los datos recabados de diferentes países y antes del verano presentarán el mapa de esta actividad ilícita que cada año mueve "millones de dólares", ha señalado Domínguez-Gil, médico adjunto de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).

Un paciente puede llegar a pagar hasta 150.000 dólares por un órgano y el donante víctima "en el mejor de los casos, a lo mejor cobra el 5 o el 10 % de esa cantidad y, a veces, nada, por lo que el margen de beneficio de los intermediarios es muy grande".

No obstante, esta doctora es "optimista" y tiene la "impresión" de que "ha disminuido la actividad".

El grupo también trabaja en lograr que los países establezcan la obligación de exigir que en los códigos deontológicos de los profesionales sanitarios se incluya la denuncia de prácticas delictivas en el ámbito del trasplante, al igual que se hace con la violencia de género.

"Sería un salto cualitativo", ha señalado esta experta, quien ha precisado que el objetivo no es tanto perseguir al donante ni al paciente, "que son víctimas ambos", sino terminar con las redes de intermediarios.

El "cliente tipo" es un ciudadano procedente de Norteamérica, Europa occidental, Arabia Saudí, Qatar, Kuwait, Israel, Japón, Australia o Nueva Zelanda.

Y los destinos son "fundamentalmente" países de centroamérica y sudamérica, asiáticos, principalmente Filipinas, India y Pakistán (a este último se le ha llamado "El gran bazar de órganos baratos"), Turquía, Egipto y países del este.

África "es una zona de riesgo porque en el momento que adquieran la capacidad de realizar trasplantes con cierto nivel de calidad se pueden convertir en un destino importante, ha advertido.

El perfil del donante es el de una persona joven, predominantemente hombre, aunque en algunos países como India son mayoritariamente mujeres, que han contraído una deuda económica o viven por debajo del umbral de la pobreza.

Y "algunos informes están sugiriendo" que los refugiados que llegan a Europa de zonas de conflicto están pagando el pasaje mediante la venta de un órgano, ha advertido.