El verano que está a punto de iniciarse tendrá una elevada incidencia del mosquito tigre. Las altas temperaturas, combinadas con las intensas lluvias registradas desde abril, han acelerado la presencia del insecto, por lo que este será un año complicado, según augura Mikel Bengoa, doctor en Entomología y uno de los principales expertos en el control del mosquito tigre. Una situación que, alerta, tiene visos de repetirse en próximos años dado que cada vez llega antes y se alarga más su pico de actividad, de ahí que el científico insista en la importancia de erradicar los focos de cría evitando cualquier acumulación de agua estanca por pequeña que sea, desde un plato de maceta a un charco en el jardín.

Las trampas para insectos adultos han permitido a los científicos detectar en los últimos seis años una presencia cada vez más temprana del mosquito tigre, con registros de huevos hasta en febrero. Este 2020 ya se constata una mayor incidencia que en fechas anteriores, confirmada también por los avisos ciudadanos a través de plataforma Mosquito Alert. Bengoa considera que el confinamiento por el coronavirus ha podido contribuir en parte a esa proliferación. Hemos estado más tiempo en casa, en las terrazas o jardines, y ha habido más oportunidades de crear focos de cría.

La erradicación del mosquito es casi un sueño, por lo que los esfuerzos se concentran en su control. Especialmente en la época de cría, dado que por su propio periodo vital es donde existe mayor margen de acción preventiva. Sólo hace falta retener el agua siete días para que las larvas crezcan, a los dos días de emerger el adulto ya pica, y en los días siguientes pone huevos, explica Bengoa, incidiendo en que ese ciclo tan rápido de vida ayuda a que haya una mayor densidad de población.

El problema radica en que el 80% de los focos de cría se encuentran en zonas privadas, por lo que cualquier programa de control ha de incidir en la concienciación ciudadana, por ejemplo, a través de charlas en los colegios para implicar a la población en la necesidad de controlar los puntos que pueden acumular agua. Un ayuntamiento puede fumigar caminos, imbornales donde se crían 2.000 larvas a la semana, pero en un jardín pueden ser 50 crías en una semana, y llegar ahí es más complicado. Se trata además de un insecto con un escaso radio de acción, por lo que cualquier picadura es indicadora de un foco cercano.

En este sentido, Bengoa, asesor de la compañía internacional de control de plagas Anticimex, destaca el papel de Mosquito Alert, la plataforma creada desde el CEAB/CSIC, CREAF, para concienciar a la población, pero también para generar un mapa en tiempo real de la presencia y evolución del insecto. Una herramienta fundamental, explica, para actuar cuanto antes en caso de brote epidemiológico de Dengue, Chikungunya o Zika, enfermedades en las que el mosquito tigre se ha detectado como elemento transmisor. Bengoa tranquiliza en este sentido, dado que este año, con el confinamiento, la menor movilidad y la restricción de viajes internacionales, la posible incidencia de estas enfermedades será menor.