La incidencia de ictus aumentará un 34% en Europa hasta el 2035, provocando un 45% más de muertes y un 25% más de supervivientes con secuelas, según han previsto expertos de este ámbito en el informe 'Catalunya y Europa ante el ictus', que se presenta este viernes por la mañana en una jornada celebrada en la Pedrera de Barcelona y organizada por la Fundación Ictus, en la que participaron los máximos responsables de las sociedades europeas dedicadas a la lucha contra el ictus, la European Stroke Organisation (ESO) y la Stroke Alliance for Europe (SAFE).

Estas sociedades europeas han propuesto reducir en un 10% el número absoluto de ictus en el continente a través de la prevención, y lograr que el 90% de los pacientes se traten en una unidad hospitalaria específica para estos casos, además de ver prioritario desarrollar planes estatales que introduzcan el ictus en toda la cadena de atención sanitaria.

El informe hace balance de la "implementación pionera del 'codi ictus", que cubre toda Cataluña desde el 2006 y se activa una media de 5.500 veces al año, y la Conselleria estima que ha evitado la muerte de 2.000 personas desde su implantación, además de mejorar los tiempos de respuesta.

MINIMIZAR LOS DAÑOS

Seis de cada siete casos de este código se activan desde el Servicio de Emergencias Médicas (SEM), y en el 30% se realiza un tratamiento de reperfusión, que deshace el coágulo que provoca el ataque y minimiza los daños.

Este tipo de tratamiento trombolítico, más efectivo si se aplica a tiempo, ha incrementado su uso en la última década en Cataluña, pasando de 5,1 casos por cada 100.000 habitantes en 2008, a los 26,6 el año pasado.

Cada año ingresan 13.000 personas por ictus en los hospitales de Cataluña, donde es la segunda causa de muerte y la primera causa clínica de discapacidad, con una incidencia de 180 casos por cada 100.000 habitantes y una mortalidad de 19,5 cada 100.000.

Uno de los retos que afronta Cataluña y el resto de Europa es la atención a los supervivientes a largo plazo, que se trata del proceso asistencial menos evaluado y del que se disponen menos datos, a pesar de la carga asistencial y económica que representa.