La prohibición legal de la venta de alcohol a menores no parece que sea muy efectiva pese a las sanciones previstas en la normativa y las reiteradas advertencias de las autoridades. La gran mayoría de los adolescentes de entre 14 y 18 años que consumieron alcohol en el último mes reconocieron haberlo adquirido en supermercados (61%), bares y pubs (57%) y discotecas (47%). Este es uno de los datos más llamativos de la 'Encuesta escolar sobre el uso de drogas en estudiantes de enseñanzas secundarias 2012-2013', presentada ayer, y el que explicaría, en parte, el preocupante aumento del consumo de alcohol entre menores. El porcentaje de los que reconocen haber bebido en el último mes ha subido el 11% desde el 2010 y alcanza ya el 74%.

Que los dos indicadores más relevantes de la encuesta se refieran al alcohol no es casualidad. La Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas lleva a cabo este trabajo cada dos años y desde el 2002 se observa un aumento gradual, mientras que la mayoría del resto de consumos de drogas bajan. El de cannabis y cocaína ha caído significativamente en la última década, pero aun así sigue siendo elevado. Casi el 27% de los encuestados han consumido cannabis en el último año y el 2,7% lo fuman a diario. En cuanto a la cocaína, el 2,5% de los escolares de secundaria la han tomado en el último año.

Por el contrario, el consumo de hipnosedantes aumenta: el 11,6% los han tomado en el último año y el 6,6%, en el último mes.

El 'colocón' más barato

El alcohol triunfa entre adolescentes en un momento de crisis porque es el 'colocón' más barato, sobre todo si se consume en un botellón, y porque pervive la creencia de que es más inocuo. Entre los adultos no solo está aceptado beber sino que en fiestas y salidas nocturnas está incluso mal visto no beber. No es pues extraño que la gran mayoría de los jóvenes desoigan los consejos y advertencias de los adultos y la Administración.

La percepción del riesgo del alcohol entre los menores es tan baja que la mitad de los encuestados consideran que tomar cinco o seis copas seguidas no tiene importancia. La encuesta ha interrogado por vez primera sobre el botellón y el resultado es también preocupante: más de la mitad de los chicos de entre 14 y 18 años (53%), algo así como un millón de escolares, dicen haberlo practicado en el último mes.

El responsable del Plan Nacional sobre Drogas, Francisco de Asís Babín, expresó su preocupación por los datos y recordó que «se trata de unas edades en las que, en principio, tienen prohibido» comprar alcohol. El Ministerio de Sanidad anunció meses atrás la redacción de un proyecto de ley para la prevención del consumo de bebidas alcohólicas en menores que reforzará la normativa contra su dispensación e introducirá advertencias visibles tanto en los envases como en las promociones, entre otras medidas.

Babín destacó también que los estudiantes consideran ya el tabaco más peligroso que el cannabis. Y aunque el consumo de esta droga se ha reducido, la encuesta muestra un repunte en el consumo de riesgo. Según la escala CAST, utilizada internacionalmente, el 16% de los menores que han consumido cannabis en el último año corren el riesgo de padecer problemas físicos y psicológicos. De hecho, el consumo de cannabis origina el 94,9% de las demandas de tratamiento entre los menores, mientras que en el 2005 esta proporción era del 70%.