El religioso Manuel García Viejo, infectado por el virus del ébola, ha fallecido este jueves en el Hospital Carlos III de Madrid, donde se encontraba ingresado desde la madrugada del lunes, según han informado a Efe fuentes hospitalarias.

Su estado de salud era "grave" desde su llegada a España ya que presentaba una "importante deshidratación" y una afectación hepato-renal. Además, en las últimas horas había sufrido un "empeoramiento" como consecuencia de su "delicado estado de salud".

El religioso, de 69 años, trabajaba como director médico del Hospital San Juan de Dios en la ciudad de Lunsar y pertenecía desde hacía 52 años a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD). Asimismo, había dedicado los últimos 30 años de su vida a trabajar en África.

Tras confirmarse que se había infectado con el virus del ébola, García Viejo manifestó su deseo de ser trasladado a España y se iniciaron los trámites para su repatriación, que se produjo en la madrugada del pasado lunes.

A su ingreso, se procedió a su motorización y se le ha realizó una extracción de sangre para el estudio de hemograma, bioquímica y coagulación. Desde entonces tratamiento "de soporte", es decir, centrado en el control de los síntomas, al no haber un tratamiento específico para combatir el virus.

Una de las terapias experimentales que se han desarrollado en los últimos meses, el 'Zmapp', con el que se trató al religioso Miguel Pajares, también repatriado a España, se encontraba agotada en todo el mundo,por lo que se estaban barajando otras alternativas terapéuticas para poder tratarlo.

Por expreso deseo del paciente no se han facilitado partes médicos y ha sido la ONG Juan Ciudad de la orden de San Juan de Dios la encargada de informar sobre su estado de salud.

Con García Viejo se ha seguido el mismo protocolo que se adoptó con Miguel Pajares, aunque en el primer caso se pusieron en marcha medidas de precaución extrema, como evacuar todo el Hospital Carlos III.

En aquel momento "se tomó la determinación de que cualquier precaución iba a ser poca", ya que España era el primer país europeo en enfrentarse a un paciente con ébola, según el doctor De la Calle.

En esta ocasión y con la experiencia del caso de Pajares, no se consideró necesaria la evacuación, sino que el acceso a la sexta planta, donde estaba ingresado, se restringió a personal autorizado.