Los familiares de los pasajeros atrapados en el ferri surcoreano hundido el miércoles pasado mostraron su ira contra las autoridades por la cadena de errores humanos que desembocó en la tragedia. La tensión, que se arrastra ya durante cuatro días, se desbocó ayer cuando los buzos empezaron a sacar cadáveres del barco y se publicaron grabaciones que evidencian la confusión reinante cuando aún había esperanza para los pasajeros, en su mayoría estudiantes.

Centenares de familiares protagonizaron ayer una sentada en el puerto de Jindo, en el suroeste del país, donde esperan desde el hundimiento del Sewol. Unos 500 han encadenado cuatro días en un gimnasio de la ciudad portuaria desde la que se gestionan las labores de búsqueda. Algunos de ellos intentaron abandonar la isla a través de un puente en dirección a Seúl para trasladar su protesta a la Casa Presidencial, pero la policía se lo impidió. Muchos de ellos acusan al Gobierno de tomar decisiones equivocadas, demorar las operaciones de rescate y alimentar la confusión con informaciones confusas y contradictorias.

Las corrientes más débiles permitieron a los equipos de rescate entrar al fin en el ferri, hundido boca abajo a una treintena de metros. Más de 500 buzos, 200 barcos y 34 aviones y helicópteros participan en la búsqueda de cuerpos sin que queden ya esperanzas de encontrar a nadie con vida. Ayer pudieron sacar 25 cadáveres, que elevan la cifra de muertos a 58 y baja la de desaparecidos a 244.

Las grabaciones entre la cabina y los controladores marítimos reveladas ayer abundan en la confusión sospechada. Hasta tres veces un miembro del Sewol sin identificar preguntó si los pasajeros podrían ser rescatados de las aguas en caso de evacuación. La primera se produjo apenas media hora después de que el barco empezara a inclinarse, hora y media antes de que se hundiera completamente. "Al menos haced que lleven chalecos salvavidas y permitid que escapen", fue una de las respuestas. El capitán, en una decisión fatal, les aconsejó que no salieran de sus compartimentos. Y en otra oprobiosa, saltó con celeridad del barco en cuanto el asunto se complicó.

La policía amplió ayer hasta 30 días la detención del capitán y otros dos miembros de la tripulación. El Sewol se hundió tras dar un giro brusco por razones desconocidas que pudo trasladar la carga, aunque no se descarta que chocara contra una roca marina. Al timón se encontraba el tercer oficial, un joven de 26 años sin experiencia.